Si bien la capilla ardiente de Anguita, ubicada en el Ayuntamiento de Córdoba, no podía ser visitada, estas personas quisieron asistir a la salida del féretro en un coche funerario para ser conducido hasta el cementerio. Es cierto que, en la medida de lo posible, se quiso respetar la distancia de seguridad, pero la aglomeración era tal que no se respetaron las medidas impuestas durante el estado de alarma.
Hay que reconocer que a la salida del féretro estaba el alcalde de la ciudad, José Maria Bellido, del PP, y agentes de la Policía Nacional que, en ningún momento, intervinieron ante la multitud:
La indignación fue enorme y el debate generado en redes sociales fue muy intenso después de varios días llenos de críticas a las personas que se han venido manifestando contra el Gobierno pidiendo su dimisión, sobre todo en Madrid, no respetando las normas vigentes sobre distanciamiento social: