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Portadas de 'The Doors' y 'Strange Days'
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Portadas de 'The Doors' y 'Strange Days'

Un repaso a los tres discos fundamentales de The Doors

miércoles 03 de julio de 2024, 17:12h

Jim Morrison dejó este mundo un 3 de julio de 1971, pasando a formar parte de ese estúpido club de estrellas del rock que se fueron a los 27 años. Su estilo agresivo y poético dio un nuevo impulso a la música rock al unirse con tres excelentes músicos con los que llegó a sacar 6 discos de estudio. Aprovechando la conmemoración de su muerte desde Diariocrítico queremos repescar los 3 que consideramos fundamentales:

The Doors (1967)

Si los Doors solo hubieran sacado un solo disco, su debut, su leyenda y la de su cantante, Jim Morrison, continuaría siendo igual de grande, posiblemente más porque nos preguntaríamos qué podría haber pasado. Pero es que este disco sigue siendo uno de los debuts más perfectos de la historia, el disco es una llamada a la rebelión y a la rebeldía por parte de una banda que, gracias a su cantante, se convirtió en la imagen de todo lo peligroso que rodeaba a la juventud y al rock. Si musicalmente suena tan perfecto es porque los 4 miembros; Morrison, Ray Manzarek, Robbie Krieger y John Densmore; llevaban más de un año tocando esas canciones en directo en el famoso Whisky a Go Go de Los Ángeles. Fue allí donde Morrison creó su teatral y confrontacional estilo, lo que le llevó a ser expulsado del local cuando modernizó a Edipo gritando aquello de "¿Madre? Sí, hijo... Quiero follarte". A pesar de que en el disco no se incluyó la frase, 'The End' sigue siendo una de las canciones más perturbadoramente bellas de la historia del rock que lo mismo sirve como apoyo a las teorías sexuales de Freud como inmejorable banda sonora de la locura de la guerra de Vietnam en 'Apocalypse Now'. Claro que 'The Doors' va mucho más allá de 'The End', no en vano entre sus canciones también aparecen monumentos como 'Light my fire', 'Break On Through (To the Other Side)' o 'The Crystal Ship'.

'The Doors' fue un paso de gigante a la hora de convertir al rock en algo serio y artístico, una forma de expresión con unas reglas propias, también volvió a demostrar que era peligroso y Morrison fue el espejo en el que se mirarían algunos de los personajes más afilados y salvajes de esta música como Iggy Pop. Su aparición en enero de 1967, aunque se grabó en 1966, fue el preludio de la explosión psicodélica de 1967 y el mejor anticipo posible para todas las grandes obras por venir de ese mismo año, del 'Sgt. Pepper’s' al 'Are You Exerienced?', pasando por los debuts de la Velvet Underground o Pink Floyd. Estos tíos tenían tanto talento que lo mismo se metían en una fiera versión de Howlin' Wolf que te actualizaban el cabaret de Kurt Weill y Bertolt Brecht.

The Doors - Strange days (1967)

'Strange Days' salió solo unos meses después de su debut. La compañía quería sacar partido del tremendo éxito de la banda pero, por suerte para ellos, todavía contaban con una buena colección de canciones compuestas en sus primeros días que no habían entrado en su primer disco. A pesar de que se puede considerar principalmente un disco de descartes de su debut, el nivel de 'Strange Days' es increíble; no solo por contar con clásicos tan evidentes como 'People Are Strange', una de las pocas canciones nuevas que habían compuesto directamente para el disco, o 'Love Me Two Times', en la que volvían a dejar clara su pasión por el blues, por no hablar de los más de diez minutos de la épica 'When The Music's Over' en la que Jim Morrison dejaba bien claro que el fin seguía siendo su único amigo: "Cancelen mi suscripción para la Resurrección"; sino también porque, gracias a las letras de Morrison, supieron darle un sentido de unidad a todo el disco.

El único problema del disco era que sus similitudes con su debut eran evidentes, hasta en el cierre con una canción épica de más de 10 minutos, pero no cabe duda que pocas sombras se pueden poner a un disco que contiene canciones como las tres mencionadas, además de 'Moonlight Drive', 'You're Lost Little Girl', 'My Eyes Have Seen You' o la canción titular. el propio Morrison declaró poco antes de morir que era el disco del que se sentía más orgulloso porque "contaba una historia. Era una cosa unificada".

L.A. Woman (1971)

Cuando los Doors se reunieron para grabar su sexto disco de estudio, a finales de 1970, parecían una banda acabada, se habían perdido los principales festivales que habían marcado su época, su líder y cantante, Jim Morrison, había sido condenado por exhibicionismo tras un concierto en Miami y pensaba en exiliarse para no pasar por la cárcel, aparte de que había pasado de ser el nuevo sex symbol oficial del rock, el Rey Lagarto, a un gran mamífero con unos cuantos kilos de más, además la banda veía cada vez más lejos sus dos grandes discos, ambos publicados en 1967, 'The Doors' y 'Strange Days'.

Pero cuando los cuatro miembros de la banda se juntaron; acompañados por el bajista Jerry Scheff, que formaba parte de la banda de Elvis Presley (uno de los ídolos de Morrison); la química de los buenos tiempos retornó como por arte de magia. Morrison era incapaz de acabar muchos de los conciertos de la época pero en el estudio estaba revitalizado gracias a un material que volvía a ilusionarle.

Lo que les inyectó verdadera energía fue encontrarse con dos monumentos de canciones como 'Riders On The Storm' y la titular, 'L.A. Woman', dos barbaridades que pueden mirar cara a cara a lo mejor de su discografía, llámese 'Light My Fire' o 'The End' y que,además, fueron esfuerzos grupales, con cada miembro de los Doors aportando algo.

En 'L.A. Woman' Morrison entra en trance despidiéndose de su querida ciudad, aportando su voz mucho más ronca y macerada por el alcohol, con una letra en la que coló un anagrama de su nombre, Mr Mojo Risin’. Pero el disco contenía otras dos grandes canciones del disco, como la incontestable 'Love Her Madly', una joya de Krieger (también responsable de 'Light My Fire') que fue usada como sencillo de adelanto, y 'Hyacinth House', un precioso tema con música de Ray Manzarek, en el que el teclista llega a lanzar un guiño a Chopin, y una descriptiva letra de Morrison que se basa en su relación con Pamela Courson ("I need someone, who doesn’t need me"), además de su tenebrosa simpatía por el final "And I'll say it again, I need a brand new friend, the end".

También hay unos cuantos blues correctos, como el 'Been Down So Long' de Morrison o la versión de 'Crawling King Snake', pero también un par de canciones más flojas, como 'L'America' o 'The WASP (Texas Radio and the Big Beat)'. Eso sí, todo se redime gracias a la última canción que grabaron juntos los cuatro Doors originales y la última que vio publicada Morrison antes de su fallecimiento el 3 de julio de 1971, 'Riders On The Storm'.

Solo con oír la introducción, con el teclado de Manzarek entretejiéndose con el sonido de la lluvia y los truenos ya se intuye algo especial. Luego entraba la voz de Morrison, doblada por el propio cantante en un suspiro que le da un efecto de eco, y es como si alguien hubiera pronunciando un hechizo. Y es que la canción es tan hipnótica y amenazante, como el gran solo de Manzarek.

Tanto la canción como el disco eran la prueba palpable de que la inspiración había regresado a los Doors. Pero este sí que fue el fin definitivo, Morrison pasó a formar parte del lúgubre club de los 27 en su exilio parisino y nos quedamos con las ganas de volver a oír a los 4, porque a pesar de que los otros 3 miembros siguieron sacando discos, era la alquimia entre los 4 lo que les hacía especiales.

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