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Portada de 'Blood On The Tracks'
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50 años de 'Blood On The Tracks': La sangre en las vías que dejó el divorcio de Bob Dylan

martes 21 de enero de 2025, 18:24h

Bob Dylan se había convertido en el recluso más famoso del rock, la voz de una generación y mito de los años 60 se había retirado de los escenarios tras su accidente de moto en 1966 y no había vuelto a ellos. No es que se hubiera quedado cruzado de manos, por el camino se había convertido en el padre de la 'Americana' junto a The Band y había seguido sacando grandes discos, como 'Nashville Skyline', y grandes canciones, como 'Knockin On Heaven's Door', pero parecía contento en su retiro junto a su esposa, Sara Lownds, cuidando de sus hijos. Por eso fue una sorpresa cuando en 1974 se volvió a juntar con los chicos de The Band, ahora ya todas unas estrellas por cuenta propia.

Si la última vez que se habían subido juntos a un escenario fue la famosa gira de los abucheos y los gritos de Judas, ahora, todo el mundo les aclamaba, a pesar de que no tenían la fuerza de en 1965 y 1966, lo que antes había sido una revolución ahora era la norma, y los abucheos se transformaron en ovaciones para ver la primera gira de Dylan en años. Incluso llegaron a grabar juntos un par de disco, uno en estudio, 'Planet Waves', y otro en directo, 'Before the Flood', que le volvieron a llevar a lo más alto de las listas, a pesar de no estar al nivel de su mítica trilogía eléctrica de mediados de los 60, compuesta pòr 'Bringing It All Back Home' (1965), 'Highway 61 Revisited' (1965) y 'Blonde on Blonde' (1966), el trío de ases que le convirtieron en leyenda.

Pero lo que pocos sabían es que tras esa vuelta a las tablas estaban los problemas conyugales. Serían esos problemas los que harían que las musas regresaran en toda su gloria, metiendo toda la rabia, disgusto y melancolía que todo ello le provocaba en sus nuevas canciones, en posiblemente las canciones más personales de toda su carrera, unas en las que el amor ("sigo creyendo que era mi alma gemela pero perdí el anillo") y la ira ("es un milagro que todavía sepas como respirar") se mezclaban . El resultado se convertiría en 'Blood On The Tracks', el único disco de su discografía que se puede considerar a la altura de la sagrada trilogía de mediados de los 60.

A pesar de que el propio Dylan siempre ha negado que este disco hablara sobre su divorcio, 'Blood on the tracks' es uno de los discos más autobiográficos de su carrera, como aseguró su hijo Jakob Dylan, de los Wallflowers, "son canciones con mis padres hablando". Sobre unas simples bases acústicas Dylan firma alguna de las mejores canciones de su carrera como 'Tangled up in blue', 'Shelter from the storm', 'Simple Twist of Fate', 'You're aa Big Girl Now', 'Buckets of Rain' o 'Idiot wind'.

'Blood On The Tracks' es a los discos de ruptura lo que la Gioconda es a los retratos en la pintura, la obra en la que todas las demás se miran. Dylan miraba su relación amorosa con Lownds de la manera más honesta posible, pasando del romanticismo a la amargura, sin olvidar duros dardos afilados, "Viento idiota, soplando cada vez que mueves tus dientes, eres una idiota chica, es increíble que todavía sepas como respirar". Musicalmente es uno de sus discos más espartanos, con pequeños toques para acompañar a su voz y su guitarra acústica, claro que las canciones son tan buenas que no necesitan mucho para enseñar su grandeza.

El disco se abría con 'Tangled Up In Blue', la canción que mejor resume el estado de ánimo de Dylan en 1975, enredado en la tristeza, Dylan volvía a escupir poesía,aunque menos surrealista que en su periodo de mediados de los 60, a ritmo de ametralladora con la mejor voz de toda su carrera: "Nos separamos en una noche oscura y triste, ambos de acuerdo en que era lo mejor, ella se dio la vuelta para mirarme mientras me alejaba. La oí decir por encima de mi hombro: "Nos encontraremos de nuevo algún día en alguna avenida"... Enredado en la tristeza".

La seguía "A Simple Twist Of Fate", una de las mejores descripciones de una relación que parece perfecta pero se rompe por razones que ninguna de las partes puede controlar, melancolía hecha música, con poco más que Dylan su guitarra y armóniuca, acompañada por un bajo y una de las melodías más bonitas que hizo este tipo al que siempre se alaba por sus letras, 'You're A Big Girl Now' es tan bonita que duele ("Puedo cambiar, lo juro"), mientras que en 'Idiot Wind' se muestra despiadado, lleno de amargura y resentimiento.

La segunda cara se abría con un blues, 'Meet In The Morning', aunque su corazón estaba en las tres canciones que la cerraban, las maravillosas 'If You See Her, Say Hello', 'Shelter From The Storm' y la íntima 'Buckets Of Rain'. Más tarde ese año, en medio de un renacer artístico, Dylan se embarcaría en la gira más caótica y fascinante que hizo, la Rolling Thunder Revue, que también desembocaría en otro gran disco, 'Desire'.`publicado un año después de este, en enero de 1976. Pero la sombra de 'Blood On The Tracks' sería la que más perduraría, convirtiéndose en eno de los discos fundamentales de su carrera, su primera (de muchas) resurrecciones y el que hizo que a partir de su publicación todos sus lanzamientos fuesen "el mejor desde 'Blood On The Tracks'", y es que, a pesar de haber vuelto a sacar grandes discos en las siguientes décadas hasta llegar al último, 'Rough ANd Rowdy ways', ninguno ha superado a aquella obra en la que Dylan nos dejño ver la sangre en las vías que estaba dejando su separación.

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