En cuanto se supo que la NFL daba el espectáculo del descanso de la Super Bowl LIX a Kendrick Lamar, Drake supo que no iba a ser un buen momento para él. Los dos raperos habían protagonizado el 'beef' más comentado de la historia del rap, y Drake había pasado de ser sin duda el rapero más famoso y con más éxito del mundo a ser vapuleado públicamente por Lamar. Por si fuera poco, la semana pasada, pocos días antes de que Kendrick se subiera al escenario del Superdome, "Not Like Us", la canción con la que destrozó su duelo con el canadiense, ganó 5 Grammys, los mismos que tiene Drake en toda su carrera.
Pero, a pesar de no tener piedad con su rival, el ganador de un Pullitzer decidió hacer de su actuación algo más que una vuelta triunfal al estadio con la cabeza de Drake, aunque algo de eso también hubo. Una de las primeras cosas que dijo fue un guiño a Gil Scott-Heron: "La revolución está a punto de ser televisada", antes de meterse con el nuevo presidente de los EEUU, Donald Trump, presente en un estadio que le ovacionó y abucheó a Taylor Swift: "Elegisteis el momento adecuado pero al tipo equivocado". Luego Samuel L. Jackson en el papel de "Tío Sam", con guiño incluido a su papel en 'Django Desencadenado', le regañó, calificando la actuación de "demasiado ruidosa, demasiado imprudente, demasiado gueto" e indagando sobre si Kendrick "sabía realmente cómo jugar al juego". El intercambio se hizo eco de la hostilidad que Kendrick y tantos otros artistas negros han experimentado en la industria musical y en este país en general, algo de lo que también se hizo eco Childish Gambino en 'This Is America'.
Luego sonó uno de sus mayores éxitos, 'Humble', mientras un grupo de bailarines negros formaban la bandera de EEUU de espaldas. El mensaje era claro, este país se había levantado sobre las espaldas de esclavos negros, los amigos de Trump, los supremacistas blancos echaban espuma por la boca, Matt Gaetz escribía en X "El espectáculo del descanso que acabas de ver es claramente la respuesta del régimen a los resultados históricos de Trump entre los hombres negros", Se le olvidó comentar que a Lamar se le anunció antes de que se celebraran las elecciones.
Pero Kendrick no se olvidó de Drake, incluso comenzó a sonar "Not Like Us" antes de que la cortara diciendo "quiero tocar vuestra canción favorita pero hay a algunos a los que les gusta mucho poner denuncias", haciendo alusión a la denuncia que ha puesto Drake contra Universal y Spotify por esa misma canción. Así entró SZA y tocó algunas de las favoritas del público como 'Luther' o 'All The Stars', ante la aprobación de ese Tío Sam contento de que le diera a la audiencia lo que quería, pero justo cuando le estaba alabando Kendrick se arrancó con "Not Like Us" y el estadio se vino abajo. Malos momentos cuando todo un estadio canta ese "a minorrrr" (la menor/una menor) y te llama pedófilo ante mil millones de telespectadores. Por si fuera poco, Kendrick se regodeó e invitó a la ex de Drake, la tenista Serena Williams a bailar el tema.
Lamar se olvidó de sus discos más aclamados, 'Good Kid, M.A.A.D. City' y 'To Pimp A Butterfly', y se decantó por su más reciente 'GNX', acompañado de otros éxitos como la propia 'Humble', 'DNA', la comentada 'All the Stars' o 'Euphoria', otra de las canciones de su 'beef' con Drake.
Al final Kendrick mandaba apagar la televisión y terminaba con un "Game Over" que también parecía dedicado a Drake. Por su fuera poco, uno de sus bailarines sacaba una bandera de Palestina (en un hecho que parece que fue aislado y no programado). Ni Drake, ni Trump, ni ninguno de sus seguidores se quedaron muy contentos con una actuación que se convirtió en lo más comentado de la propia Super Bowl.
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_669e6ce2cdaa6.jpg "Las 20 mejores canciones de Rubén Blades")
