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Como en los viejos tiempos

Como en los viejos tiempos

lunes 08 de septiembre de 2008, 14:31h

No satisfechos con la cantidad de desaciertos (barbaridades, en palabras del propio Presidente) que contiene la propuesta de nueva Constitución (entre los que se puede mencionar los excesivos poderes que se confiere al Ejecutivo, la estatización de los medios de comunicación que utilizan el espectro radioeléctrico, el enorme peso que se da al Estado en la actividad económica, el garantizar un trabajo remunerado a todas las personas mayores de 65 años, entre otras joyas), ni con haber presentado al país un documento cuya validez ha sido severamente cuestionada a causa de las modificaciones que tan alegremente habría realizado la Comisión de Redacción, los asambleístas de gobierno han incluido, para ser aprobado o rechazado conjuntamente con el mamotreto constitucional, el mañoso Régimen de Transición.

Este Régimen estipula que, “procurando mantener la proporcionalidad política que tuvo el plenario de la Asamblea Constituyente”, se conformará una Comisión Legislativa y de Fiscalización (o Congresillo), la misma que cumplirá las funciones del Congreso hasta la posesión de los nuevos diputados.
 
Por lo tanto, esta Comisión que nadie eligió aprobará, con mucha celeridad, podemos suponer, las leyes de interés del Presidente y la irresponsable Pro forma presupuestaria elaborada en el Ministerio de Finanzas.

Pero eso no es lo peor, sino que se pretende que la Asamblea o el Congresillo (ambos, evidentemente, sujetos al Ejecutivo) designen, directa o indirectamente, a las autoridades electorales, a los miembros del Consejo de la Judicatura, al Consejo de Participación Ciudadana (que a su vez nombrará al contralor, procurador, fiscal general y superintendentes), a la todopoderosa Corte Constitucional y, ¡por sorteo! (como si fuera un juego) a la Corte Suprema.

En tiempos de la “partidocracia”, un abuso de este calibre hubiera provocado que muchos de los actuales miembros del gobierno pusieran su grito en el cielo, pero su silencio cómplice nos hace suponer que para ellos todo está bien. Seguramente esto se debe a que piensan igual que el ministro Patiño, quien ha dicho: “en buena hora nosotros estamos en el poder y no otros”. Sí, menos mal, en buena hora…

jhidalgo@lahora.com.

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