martes 05 de agosto de 2008, 14:18h
Aún recuerdo cuando se publicó Archipiélago Gulag y como muchos amigos comunistas me decían que el libro era una sarta de mentiras, obra de un reaccionario. En aquellos días, la mayoría de los intelectuales occidentales atacaban con extremada dureza a Alexander Solzhenitsin al que tachaban poco menos que de fascista,y lanzaban anatemas a quienes leian a Solzhenitsin, y no digamos si además daban crédito a lo que el escritor ruso contaba.
Hace dos días el gran escritor ruso fallecía a causa de una crisis cardíaca, y ¡paradojas de la vida! no hay periódico en el mundo que no le rinda homenaje reconociendo en primer lugar que Solzhenitsin es uno de los grandes escritores del siglo XX y en segundo lugar que cuanto contaba era la pura realidad. Y es que hoy nadie puede negar que el estanilismo fue un régimen igual de terrible que el nazismo,y que en aquellos años millones de personas fueron torturadas, asesinadas, desaparecidas, por Stalin y sus esbirros.
Alexander Solzhenitsin sabía de lo que hablaba y escribía cuando relataba lo que era el totalitarismo. Luchó contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, y tuvo la valentía de desenmascarar la atroz dictadura soviética, lo que le costó ocho años de horror en el Gulag. Ya digo que aún recuerdo la campaña de descrédito contra Solzhenitsin y como cuando alguién tímidamente se atrevía a decir en voz alta que a lo mejor "algo" de lo que contaba era verdad, inmediatamente se veía enviado a los infiernos por aquellos que habían hecho de las directrices de Moscú su más preciada religión.
A veces la Historia coloca a cada cuál en su sitio, y mientras Stalin es considerado un asesino terrible, un psicópata, Solzhenitsin es reconocido como uno de los grandes de la Literatura. Aunque tarde, al menos en esta ocasión, a Solzhenitsin se le ha hecho justicia.