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Crisis: ningún cambio de tendencia

Crisis: ningún cambio de tendencia

jueves 24 de julio de 2008, 19:22h
Digamos las cosas como son. El Gobierno norteamericano ha intervenido los dos grandes silos de “hipotecas basura” –aproximadamente, la mitad de las que vienen agravando la crisis financiera internacional– porque no quedaba otro remedio ante la gravedad de la situación. Dicho por lo claro, no se trataba de arreglar nada, sino de evitar en lo posible males mayores. En este contexto, la aparente alegría de hoy en las Bolsas es más la expresión de un deseo que el resultado de un análisis, el aliviado respiro de un enfermo grave que, una vez procesado el oxígeno, vuelve a estar igual de grave que estaba.

Nada sustancial ha cambiado y no cuentan las reacciones puntuales, sino las tendencias, que además acabarán racionalizando el por lo menos dudoso mensaje moral que la intervención ha lanzado a la vida económica. ¿Habrán de resolverse con dineros públicos los problemas de la economía privada? Veremos pronto cómo las Bolsas vuelven a la tendencia delatora de que la verdad, esto es, la crisis, sigue estando ahí fuera… y aquí dentro.

Sucede, por otra parte, que por lo menos otra mitad de las ya famosas “subprime” siguen navegando por las procelosas aguas profundas de la crisis y que parte de ellas ni siquiera se sabe bien donde están y hasta dónde llega su terrible poder contaminante. No sería bueno que alguien se llamara a engaño por la circunstancia de que las Bolsas recuperen hoy algo de lo perdido en los últimos tiempos. Lo más probablemente es que vuelvan a perderlo pronto. Naturalmente que uno querría poder ser más optimista, pero nada bueno puede salir del autoengaño, las gafas de color rosa o el infantil voluntarismo de querer ver lo que no hay.

La grave crisis económica sigue y profundiza su recorrido, con años por delante, al menos un par de ellos según los más optimistas, quizá cuatro o más según otros expertos. Era de sentido común y lo habíamos comentado, que nadie en sus cabales podía pensar en salvar la economía real por el camino de profundizar el daño a la economía financiera. Pero tampoco hay más ni va más lejos ni tiene otro recorrido. Las autoridades norteamericanas han hecho lo que convenía hacer, en evitación de males aún peores. No es poco, pero tampoco va más allá.

Ni se acorta el previsible recorrido de la crisis, ni se atenúan sus terribles efectos sobre el desempleo, la renta familiar y el endeudamiento de las empresas. Al término de esta fugaz alegría de los mercados todo volverá a las serias y profundas líneas que marcan el estado real y la tendencia de la economía. Duran poco las alegrías en la casa del pobre. A la vuelta de un par de jornadas lo explicaremos más despacio, con las cifras y los datos que configuran la situación y la tendencia. Nada de “catastrofismo”. ¡Qué más querría cualquiera que poder escribir lo contrario sin atropellar la realidad y la verdad! Pero es lo que hay.
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