Los mejores futbolistas españoles en muchas décadas forman parte de la Selección que afronta la Eurocopa. Pero ya se sabe que en el deporte en general y en el fútbol en particular, dos y dos no siempre son cuatro. Por lo que el sumatorio de tanta buena individualidad no significa que la Selección vaya a ser la mejor también en décadas.
Aunque estadísticamente lo tiene fácil en este mismo periodo de tiempo. Salvo el título en 1964 y el subcampeonato 20 años después, el resto han sido fracasos, o sea caer eliminados en cuartos de final, siempre por debajo del potencial futbolero hispano; o, peor, rotundos fracasos: ser eliminados en octavos o en la primera fase de las grandes citas mundialistas o europeas.
De ahí que la gran pregunta ahora es si nos ganaremos esta vez los cuartos… de final y pasaremos a semifinales o a la final o incluso-soñar no cuesta nada, pero luego vienen las decepciones- la ganaremos.
Porque contamos con dos contrastados y experimentados delanteros,
Torres (aunque, a diferencia de con el Liverpool, con la camisola también roja pero de España se vuelve a veces tan abanto en el remate como lo era con la roja…y blanca del Atlético) y
Villa (un seguro de gol que ha convencido a
Luis para que sea titular, en contra de sus planes iniciales de que fuera un revolucionario de las segundas partes) y otro de menor experiencia pero también con el gol en la sangre (ahí es nada, 27 con el Mallorca, vaya mérito), pongamos que hablo y escribo de
Güiza. Ninguno de los tres es inferior a cualquiera de los cracks europeos, quizás a excepción de
Ronaldo.
Pero es que también nuestro medio campo no le tiene envidia a ningún otro. Es más, individualmente es superior a todos, porque no hay nadie con la visión de juego, la técnica y la táctica que
Xavi, Iniesta, Cesc y
Silva, sin olvidar a
Xabi Alonso. Son los denominados ‘jugones’, que tras deslumbrar en parte en el Mundial'06 y con mayor experiencia acumulada por los más jóvenes, todos menos los 'Xavis o Xabis', en la fase previa de este Europeo han deslumbrado con algunos altibajos.
Y lo mismo acontece con otro valor segurísimo, con el considerado uno de los tres mejores porteros del mundo:
Iker Casillas. Sí, ya sabemos que en defensa somos más débiles, mayormente por el centro, debido a que
Puyol acusa las lesiones y
Marchena no da la talla, aunque
Albiol puede ser un valor perfecto y
Juanito no desentona.
En los laterales, con el cada vez más asentado y goleador
Capdevila y el racial y entregadísimo
Ramos –también podría desenvolverse como central-, el nivel es aceptable. Aunque quizás la basculación, los movimientos conjuntos y la coordinación sea lo que lleve a cometer fallos que en un torneo corto y exigente son imperdonables.
Trabajo constructivo y destructivo
Pero, vamos, que si los zagueros no son una maravilla sí que ofrecen lo mínimo, aunque no alcancen el nivel de los mediocentros ofensivos y de los delanteros. Además en el resto de convocados tenemos el saber hacer destructivo y constructivo si fuera menester de
Senna, presunto titular y muchísimo mejor que
Albelda.
Y la juventud no exenta de calidad de los jóvenes a los que Luis ha dado esta gran oportunidad, que ya sabemos que tendrán pocos minutos pero pueden ser un complemento o un recambio perfecto en determinadas situaciones: los defensas
Arbeloa y
Fernando Navarro, los centrocampistas y polivalentes
Cazorla y
De la Red y el respuesto arriba y también entrando desde atrás de
Sergio García. Indudablemente, ni que decir tiene que una posible lesión de Casillas estaría perfectamente resguardada en la portería por
Reina y
Palop.
De modo que si Luis sabe ensamblarlos a todos, si los mentaliza de que se puede ganar a cualquiera y si se tiene ese punto de suerte -la del campeón- que siempre acompaña a los grandes, por fin el equipo español, en eterna deuda con la afición, podrá regalarle algo importante.
Una afición que sabe que el grupo de clasificación es relativamente fácil, porque a pesar de los llantos de Luis, individualmente somos muy superiores a Rusia, Suecia –ya se vio en el grupo clasificatorio- y Grecia, por mucho que defienda el título, y que por tanto sería un tremebundo fiasco no meterse en cuartos.
Una afición que sabe que España es capaz de sumar esas individualidades para que dos y dos sean cuatro y que estamos en condiciones después, aunque el rival será mucho más difícil –Italia o Francia-, pero tampoco mejor, de ganarnos también esos cuartos.
Y que, en definitiva, lo que pide es que con mejor o peor juego, los futbolistas se dejen la piel en el campo, que suden la camiseta, derrochen testosterona (como hacen los de balonmano y baloncesto, que sí ganan títulos de este corte) y con cuartos o sin cuartos nos sintamos representados por ellos. Lo que ocurre es que si pelean a tope y tienen algo de suerte es fácil que los ganemos. Amén.