La cuenca hidrográfica del Canal, es vital para el funcionamiento de la vía acuática y para la captación de agua para consumo humano. Por lo que el crecimiento de las poblaciones adyacentes deberá ser controlado
El corredor que comunica la costa atlántica con la sur a través del istmo de Panamá, acogió desde 1914 toda la población que no pudo vivir en una de las dos ciudades terminales, Panamá o Colón, porque la frontera de la Zona del Canal impidió un crecimiento radial, como ocurre en toda ciudad mediterránea.
En consecuencia, sobre ese eje, habilitado por la carretera Boyd-Roosevelt (llamada así en honor a los presidentes de ambos países, Panamá y USA) la ciudad de Panamá creció hacia el Norte y la de Colón hacia el Sur, creando un corredor de conurbaciones que no ha dejado de crecer desde entonces.
La carretera y las poblaciones se desarrollan sobre la margen oriental del Canal, atravesando su cuenca hidrográfica y constituyendo un grave peligro para su sostenibilidad ambiental. La calidad del agua está en su peor grado, y la erosión, sedimentaciones en lo cauces de ríos y lagos y el crecimiento de algas -producto de la actividad humana- afectan la capacidad de almacenaje de agua, esencial para la operación de la ruta canalera.
Las poblaciones adyacentes o dentro de la cuenca, y el Canal, consumen más de la mitad de su captación de lluvias, calculada en más de 4 mil millones de metros cúbicos. La cuenca es además un refugio de vida silvestre, poseedora de una de las más ricas biodiversidades del continente.