Lo impresentable
sábado 08 de marzo de 2008, 12:04h
Lástima que nuestra clase política, por algunos conceptos tan admirable, no dé siempre la talla. O, peor, no dé la talla especialmente cuando tiene la oportunidad de darla. Las horas posteriores al atentado contra Isaías Carrasco tuvieron algo de lamentable: que no saliesen todos los representantes de los grupos parlamentarios, al unísono, para asistir a la lectura del comunicado conjunto; que el ‘popular’ Astarloa, que sí suscribió el comunicado, se desmarcase de él a los pocos minutos, con un discurso político extemporáneo e inoportuno; que el presidente Zapatero no invitase a Rajoy a viajar con él en su avión a Mondragón; que, ya en Mondragón, Patxi López, en una reacción no menos extemporánea e inadecuada que la de Astarloa, se dirigiese airado al líder de la oposición, casi en presencia del cadáver del infortunado ex concejal…
Claro que el colmo de los colmos fue la postura de la alcaldesa, de ANV, de Mondragón, Inocencia Galparsoro, que dejó el bastón de mando por dos días para no tener que unirse al duelo por el convecino asesinado por ETA. Esa señora no puede, simplemente no puede, volver a ejercer la representación de un pueblo, por mucho que esa localidad sea ‘patrimonio’ de los acólitos de la banda del horror, o así lo crean ellos. Que las fuerzas políticas como un todo no se hayan puesto de acuerdo, al menos, en el repudio público de la alcaldesa cobarde -en el mejor de los casos-, es ya indicativo de cómo andan las cosas. Menos mal que la Ezker Batua de Madrazo decidió romper su alianza local con ANV, creo. Creo.
En fin, que entrábamos en el día de reflexión con el ánimo contrito y el talante irritado ante la falta de generosidad y de grandeza de nuestros representantes. Mal precedente para una legislatura, la próxima, que debería estar presidida., porque así lo quieren los electores (es inequívoco en los sondeos), por la unidad y el consenso ante los grandes temas, y la lucha contra ese terrorismo que nos aplasta desde hace cuarenta años es uno de ellos.
Claro que ni PP, ni PSOE, ni Ezker Batua, ni nadie excepto los asesinos de ETA, tienen la culpa de la muerte de Isaías, que ha pasado a engrosar la lista de nuestros héroes. Pero sí hay que pedir a nuestros políticos un poco de mesura y comedimiento a la hora de gestionar este asunto: que aún no haya pedido perdón el diputado ‘popular’ que, horas antes del atentado, sugería, sin pruebas, que el gobierno estaba negociando aún con ETA, es algo que causa lástima. Que Rajoy y Zapatero no estuviesen juntos en Mondragón, atentos quizá a las repercusiones que ello pudiera tener sobre las elecciones de este domingo, resulta, cuando menos, escandaloso. Como lo de Patxi López abroncando en la antesala de una capilla ardiente a Rajoy y a la admirable María San Gil porque acusan al PSOE de ofender a las víctimas del terrorismo…
Ya es hora de poner fin a acusaciones mendaces, a insultos gratuitos, a tácticas partidistas. Menos mal que algunos políticos, en sus declaraciones radiofónicas en la tarde-noche del viernes -pienso en Rosa Díez, en José Bono, en Antonio Basagoiti, en el propio Rajoy-, evitaron las trifulcas y se decantaron por la unidad, al menos hasta el lunes, cuando habrá que empezar a ajustar -¿o no?- un nuevo pacto antiterrorista, que no excluya, como sí hacía el anterior, a nadie. A Nadie más que a quienes no condenan el derramamiento de sangre. Ahora estoy seguro -tenía mis dudas legales, o legalistas, la verdad- de que bien ilegalizada está esa ANV cuando menos -cuando menos- temblorosa a la hora de ofender a los pistoleros etarras.
Iremos a votar en memoria de nuestro héroe Isaías, héroe ya antes de morir tiroteado, porque se atrevió a actuar en beneficio de la comunidad y de acuerdo con sus ideas. Pero, al menos a mí, no me pidan que no me tape la nariz cuando esté ante la urna.