Se llama Victoria Esperanza, el primer nombre como la que espera el Partido Popular el 9M; el segundo, para los españoles si gana el PP . España se alegra de saber su nombre antes de ir a las urnas, porque igual podría ser que esta niña no naciera, si el PP pierde las elecciones, a no ser por el pensamiento solidario de los socialistas españoles, que apoyarán las gestiones del gobierno español, gane quien gane. Para Rodríguez Zapatero, una vez gane uno de los partidos, hay una sola España. Si así fuera, la niña debería ser adoptada por ZP, pues su padre estaría muerto, electoralmente, el lunes 10.
La niña de Rajoy tiene una hermana gringa, quizás para recordar aquella campaña de Ronald Reagan, donde utilizaba niños para explicar su posición hostil contra el comunismo. Pero la hermana de Victoria, que no ha sido bautizada, es demócrata, no republicana. Las imágenes de niños en las campañas políticas son deplorables, vengan de quien vengan, pero los estrategas las utilizan para volcar el pálpito de los corazones de los electores a favor de sus candidatos.
La niña de Obama no ha sido bautizada, tal vez por ser prematura y estar en incubadora hasta noviembre, cuando los norteamericanos elijan quién vivirá en la Casa Blanca.
Internet, el sistema autorregulado que tiene millones de creativos, ha hecho eco de la paternidad de Victoria Esperanza. Una broma dice que a Rajoy se le ha olvidado decir que si los papás son dos papás o dos mamás, se llevarán lejos de ellos a Victoria Esperanza; que si le quedan asignaturas en el curso donde más abandonos hay, me pasarán a una clase de "tontos"; que la podrán meter en la cárcel a los 12 años; que sus papás tendrán que firmar un contrato de ciudadanos de segunda si no son de aquí, como yo; que tendrá que hacer una cola diferente a la de los enfermos de pago en sus hospitales; que no podrá abortar como si ella fuera dueña de su cuerpo; que no se podrá casar si se enamora de otra chica, o adoptar a otros niños y niñas como yo; que cuando sea viejita, o si está muy enferma, no querrá mantener una Ley de Dependencia para que pueda vivir dignamente; que cuando se muera, lo hará entre horribles dolores porque su médico no querrá que le persigan como a un asesino; y termina la broma diciendo que a pesar de tanta desgracia futura, Victoria Esperanza agradece a su padre haberla creado y mencionado en la tele.
Si Mariano Rajoy gana la niña tiene dos opciones: hacerse socialista, para luchar por sus derechos como ser humano nacido en el siglo XXI y no hace 32 años; o quedarse en las filas del PP, como su padre, y tratar que sus congéneres cambien algunas ideas, todavía abrazadas a la lápida de la España del siglo XX.