"Madrid no se puede permitir desaprovechar el talento de las mujeres". Así se expresa la consejera de Empleo y Mujer, Paloma Adrados, quien repasa para Madridiario los escollos que quedan por salvar en el camino hacia la igualdad.
Una ONG de reciente creación denunció que Madrid es una de las regiones donde peor se concilia y señaló, entre otros factores, el tiempo que se pierde en los desplazamientos. ¿Está de acuerdo?
El espíritu de los madrileños es bastante conciliador y abierto. Además, en lo que se refiere al transporte, la Comunidad ha hecho un enorme esfuerzo. Recuerdo que en la inauguración de una de las ampliaciones de Metro se acercó una persona a la presidenta para decirle que ahora podía tener 45 minutos más por la mañana para estar con sus hijos. Aunque no podemos obviar que aquí las distancias son muy largas, pero la política de infraestructuras emblemática que ha permitido que muchos hombres y mujeres puedan disponer de más tiempo por la mañana y por la noche.
¿Cómo está la situación de la igualdad laboral entre hombres y mujeres en la región?
El 60 por ciento de nuestras políticas han ido encaminadas a la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y hemos tenido unos resultados extraordinarios. La mujer madrileña tiene ahora una tasa de paro del 7,6 por ciento, una tasa un punto inferior a la del resto de los hombres y mujeres de España, puesto que la tasa de paro en este momento en España es de un 8,6 por ciento. Eso es algo inaudito para la mujer, que normalmente tiene una tasa de paro mayor que la de los hombres. Pero eso no quiere decir que hayamos hecho todo. Es verdad que tenemos el mercado más paritario de España, con un 44 por ciento de incorporación de la mujer; cumplimos con cinco años de antelación los criterios señalados en Lisboa, porque tenemos un 63 por ciento de tasa de ocupación; pero tenemos que seguir trabajando, porque ahora existe una igualdad legal, pero no real. En materia de salario, el papel de la negociación colectiva va a ser fundamental.
¿En qué sentido?
En la negociación de los convenios colectivos es donde se puede trabajar de forma más intensa, porque esto no se trata de una regulación por ley, sino que son tanto empresarios como representantes de los trabajadores los que tienen que impulsar estas medidas de igualdad, sobre todo salarial, en los convenios. Además, la Comunidad de Madrid es la única que supervisa la igualdad a través de la inspección de trabajo.
¿Qué ha hecho la Comunidad para fomentar la igualdad y la conciliación?
Estamos haciendo un esfuerzo muy grande con las pymes porque es donde hay más dificultad para aplicar medidas de flexibilización de horarios, que permitan la conciliación de la vida personal y laboral. En este sentido, estamos trabajando de forma personalizada con 250 pymes para orientarlas en cómo tendrían que ser estas medidas y ofrecerles formación. En la anterior legislatura solo se hacía con los directores de recursos humanos y ahora estamos también llevando esta formación a los mandos intermedios.
¿Qué papel cree que debe asumir el hombre?
Exactamente la mitad. La conciliación no es un asunto de mujeres, sino de hombres y mujeres, y si queremos que la mujer se incorpore al mercado de trabajo, no puede ser de otra manera. Eso está ya muy claro, sobre todo en las nuevas generaciones. El hombre va colaborando más, aunque aún les quede un largo camino por recorrer. Nosotros también emprendemos campañas de sensibilización dirigidas a ellos. Con esto no quiero decir que ningún hombre concilie, sino que deben hacerlo muchos más.
¿Qué ocurre con las barreras que dificultan el desarrollo profesional de las mujeres, como el hecho de que en algunas empresas un embarazo suponga la imposibilidad de ascender, o prefieran a las mujeres solteras y sin hijos a las demás?
Me parece absolutamente intolerable que una mujer tenga este tipo de trabas o sea discriminada por el hecho de quedarse embarazada. Ninguna mujer puede tener una oportunidad menor que otras personas por ello.
¿Qué opina de la paridad?
No creo en las cuotas, sino en el talento de la mujer. La presencia de la mujer es un hecho cada vez más importante, pero sí que necesitamos medidas de acción positiva. Buena prueba de ello son las ideas sobre el particular que los partidos están incorporando a sus programas en estos momentos.
¿Qué opina sobre el recurso que presentó su partido a la Ley de Igualdad entre hombres y mujeres?
Ante todo, acatamos la sentencia del Tribunal Constitucional. El PP no ponía un recurso contra la Ley de Igualdad, sino contra algunos artículos. Pero ahora hay que mirar al futuro y seguir trabajando por la igualdad.
El pasado año murieron 11 mujeres por malos tratos en la región; este año ya van tres. ¿Cómo frenar esto?
Lamento la muerte de esas mujeres y del hijo de una de ellas, porque desde la ley integral se tiene un concepto amplio de la violencia de género, no solo considerando víctimas de la violencia de género a las mujeres que han sido asesinadas, sino también a sus hijos y a personas dependientes. La violencia de género es la mayor de las desigualdades que existen entre hombre y mujer; es una lacra social contra la que tenemos que luchar. La propia presidenta en su discurso de investidura ya señaló que habría tolerancia cero con el agresor en la Comunidad de Madrid y una atención integral a las víctimas de la violencia de género.
¿Cómo se está plasmando esa 'tolerancia cero'?
En primer lugar, con sensibilización, porque toda la sociedad debe ser consciente de que esto es un problema que nos afecta a todos, no solo a las víctimas, y tenemos que cambiar una serie de valores que están todavía imbricados en la sociedad. Por eso realizamos campañas, jornadas y encuentros, para que la sociedad lo tenga muy claro.También es importantísima la educación, porque educar es el germen para que haya una igualdad entre niñas y niños, pero también entre hombres y mujeres cuando ellos crezcan. Hasta ahora han sido 200.000 los que han recibido formación en igualdad, pero también estamos haciendo talleres con niños mucho más pequeños para la resolución pacífica de conflictos. Y también tenemos formación dirigida a las personas que están involucradas en la atención a las víctimas de la violencia de género: juristas, abogados, asistentes sociales, profesorado...
¿Y la atención a las víctimas?
Desde hace dos años, tenemos un teléfono de la Comunidad atendido por psicólogas especializadas en violencia de género, el 012 Mujer. Es una atención difícil, porque cuando llama una víctima de la violencia de género suele encontrarse en una situación muy complicada. Se le informa de los recursos que tiene a su disposición para que pueda salir de esa lacra y si hay una emergencia se deriva al 112. Hay otros 47 puntos municipales de atención a víctimas para una atención más próxima y directa. Tenemos el programa Mira, de atención psicosocial; dos puntos donde les ofrecemos formación y gestionamos ofertas del mercado de trabajo, ya que es importante que tengan un empleo desde el principio para poder rehacer su vida.
Algunas comunidades autónomas están apostando por la rehabilitación de los maltratadores. ¿Está previsto llevar a cabo una experiencia similar en Madrid?
Es un aspecto en el que hay que trabajar y he leído en el informe del Observatorio Nacional de la Violencia de Género que son pocas las medidas que se aplican en este sentido. Creo que esto debería incrementarse, porque es importante que estas personas se rehabiliten.
¿Cuál será su 'proyecto estrella' para esta legislatura?
Madrid no se puede permitir desperdiciar el potencial y el talento de las mujeres; somos casi el 52 por ciento de la población. Pero no solo por justicia, que también, sino por motivos puramente económicos y de lógica. Hay que seguir incidiendo en que ese 44 por ciento de la población activa ocupe realmente el lugar que le corresponde. Por eso estamos trabajando en el liderazgo de la mujer con el
programa Lidera, que permite a mujeres licenciadas formarse en estos aspectos para así poder dar un enorme salto en sus carreras profesionales, por un lado, y a mujeres de cualquier formación y profesión para explotar estos aspectos en su labor diaria, por otro.