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Donald Trump y JD Vance
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Donald Trump y JD Vance (Foto: Facebook oficial de Donald Trump)

Trump, el trumpismo y la paradoja del globalismo imperialista: hacia el socialismo

lunes 03 de febrero de 2025, 14:20h

En los últimos años, la figura de Donald Trump y el movimiento político que ha encarnado, conocido como "trumpismo", han sido frecuentemente asociados con el nacionalismo, el proteccionismo y la defensa de la soberanía nacional. Sin embargo, una mirada más profunda revela que, lejos de ser un movimiento genuinamente soberanista, el trumpismo es una expresión más del globalismo imperialista, aunque con características distintas a las del globalismo asociado a la izquierda engreída liberal y a figuras como George Soros. Sostengo y afirmo que tanto Trump como el trumpismo son instrumentos al servicio de los intereses globales de magnates como Elon Musk y de grandes corporaciones que necesitan del proteccionismo para mantener su hegemonía económica. Además, el fomento de la extrema derecha en Europa por parte de Trump y sus aliados convierte a estos movimientos en actores globalistas e imperialistas al servicio de los intereses de Estados Unidos. Frente a este escenario, se hace necesario construir un soberanismo socialista, antiimperialista e internacionalista que enfrente tanto al globalismo neoliberal como al imperialismo disfrazado de nacionalismo. Veamos pues como de forma ordenada trato de defender a conocer esta propuesta.

1 Trump y el trumpismo: proteccionismo al servicio del capital global

Donald Trump llegó al poder en 2016 con un discurso aparentemente anti establishment, prometiendo poner fin a los acuerdos comerciales que, según él, perjudicaban a los trabajadores estadounidenses. Su retórica proteccionista, ejemplificada en medidas como la imposición de aranceles a China y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), parecía desafiar el consenso neoliberal global. Sin embargo, este proteccionismo no buscaba desmantelar el sistema capitalista global, sino reconfigurarlo en beneficio de las élites económicas estadounidenses y sus aliados.

El trumpismo no es un movimiento anti-globalista en el sentido de oponerse a la interdependencia económica y política global. Por el contrario, es un proyecto que busca reafirmar la hegemonía de Estados Unidos en un mundo cada vez más multipolar. Trump y sus aliados, como Elon Musk y otros magnates, no rechazan el globalismo per se, sino que buscan un globalismo que priorice los intereses de las corporaciones estadounidenses y sus socios. El proteccionismo comercial de Trump no es más que una herramienta para fortalecer la posición competitiva de estas empresas en el mercado global, asegurando que puedan operar en condiciones ventajosas.

2 La extrema derecha europea: globalismo disfrazado de soberanismo

Uno de los aspectos más preocupantes del trumpismo es su influencia en el auge de la extrema derecha en Europa. Movimientos como el Frente Nacional en Francia (ahora Reagrupamiento Nacional), Alternativa para Alemania (AfD), la Liga Norte en Italia y VOX en España han encontrado en Trump un aliado ideológico y político. Sin embargo, lejos de ser movimientos genuinamente soberanistas, estos partidos han sido cooptados por los intereses globales de Estados Unidos y sus élites económicas.

La retórica antiinmigración y anti-UE de estos partidos puede parecer soberanista, pero en realidad sirve a los intereses geopolíticos de Estados Unidos al debilitar la cohesión de la Unión Europea y fortalecer la influencia estadounidense en el continente. Además, muchos de estos partidos han adoptado posiciones pro-OTAN y pro-estadounidenses, lo que los convierte en actores globalistas al servicio del imperialismo estadounidense. La defensa de la OTAN y las políticas neoliberales de la UE por parte de la izquierda liberal y woke europea, que se ha convertido en una sucursal del Partido Demócrata de Estados Unidos, no hace más que alimentar este fenómeno, creando un círculo vicioso que beneficia a la extrema derecha. Por otra parte la propia Unión Europea está en una profunda crisis motivada tanto por su sumisión a quien manda en la Casa Blanca como a la falta de legitimidad moral y política que sus políticas neoliberales han causado entre las clases trabajadoras europeas, que sufren los dictados de la burocracia de Bruselas y los gobiernos que las aplican.

3 El globalismo de Soros y la izquierda liberal: un aliado involuntario de la extrema derecha

El globalismo asociado a figuras como George Soros y a la izquierda liberal y woke europea ha sido frecuentemente contrastado con el nacionalismo de Trump y la extrema derecha. Sin embargo, ambos proyectos comparten un compromiso con el mantenimiento del orden neoliberal global, aunque desde perspectivas diferentes. Mientras que el globalismo de Soros y la izquierda liberal aboga por una mayor integración económica y política bajo el paraguas de instituciones como la UE y la OTAN, el trumpismo y la extrema derecha europea buscan reconfigurar este orden en beneficio de las élites estadounidenses.

Este enfrentamiento entre dos formas de globalismo no hace más que fortalecer a la extrema derecha, que se presenta como la única alternativa al establishment liberal. La defensa de la OTAN y las políticas neoliberales por parte de la izquierda liberal europea, que ha abandonado cualquier pretensión de soberanía económica y política, ha alienado a amplios sectores de la población, que ven en la extrema derecha una opción de cambio. Sin embargo, esta opción es una falsa salida, ya que no cuestiona el orden global neoliberal, sino que lo adapta a los intereses de las élites estadounidenses.

4 Hacia un socialismo soberanista, antiimperialista e internacionalista

Frente a esta situación, es necesario construir un proyecto político que enfrente tanto al globalismo neoliberal como al imperialismo disfrazado de nacionalismo. Este proyecto debe ser un soberanismo socialista, antiimperialista e internacionalista que priorice los intereses de las clases trabajadoras y los pueblos oprimidos frente a las élites económicas y políticas.

Un soberanismo socialista no puede limitarse a la defensa de la soberanía nacional en abstracto, sino que debe buscar la construcción de un nuevo orden internacional basado en la cooperación y la solidaridad entre los pueblos. Esto implica oponerse tanto a la OTAN y a las políticas neoliberales de la UE como al proteccionismo comercial de Trump y sus aliados. Además, debe promover la democratización de la economía y la política, asegurando que los recursos y las decisiones estén en manos de la mayoría y no de una minoría privilegiada.

En conclusión, tanto el trumpismo como el globalismo de Soros y la izquierda liberal son expresiones de un mismo sistema global que prioriza los intereses de las élites económicas sobre los de la mayoría. Frente a este sistema, es necesario construir un proyecto político que enfrente tanto al imperialismo estadounidense como al neoliberalismo europeo, apostando por un soberanismo socialista, antiimperialista e internacionalista que ponga fin a la explotación y la opresión en todas sus formas. Solo así podremos construir un socialismo que trabaje por un mundo diferente y la igualdad.

Carlos Martínez García

Politólogo y ex portuario. Miembro de la plataforma socialista pro PSF.

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