En el contexto de la lucha de Palestina por su supervivencia y su derecho a la existencia frente a la opresión y el colonialismo israelí, la distinción entre rehén y prisionero es fundamental para comprender las dinámicas de represión y resistencia que se viven en la región. Un rehén es una persona retenida de manera ilegal, a menudo como moneda de cambio para exigir demandas políticas o militares. Por otro lado, un prisionero es alguien detenido, generalmente bajo un marco legal, aunque este puede ser cuestionable o injusto. Sin embargo, en el caso de Palestina, esta línea se desdibuja cuando miles de palestinos, incluidos niños, son detenidos sin juicio, sometidos a torturas y vejaciones en condiciones que muchos comparamos con los campos de concentración nazis. ¿Acaso no son estos detenidos también rehenes de un sistema opresivo?
Los bombardeos en Gaza han sido una constante en los últimos años, pero en Cisjordania, parte de la Palestina histórica, la violencia no cesa. Jerusalén, reconocida internacionalmente como la capital de Palestina, es escenario de enfrentamientos y represión. Según la ONU, colonos ilegítimos y fuerzas israelíes cometen crímenes contra la población palestina, incluyendo violencia física, despojo de tierras y destrucción de propiedades. Mientras tanto, la resistencia palestina es frecuentemente criminalizada por medios corporativos, que la acusan de tomar rehenes. Sin embargo, poco se habla de los miles de palestinos detenidos arbitrariamente, muchos de ellos menores de edad, que sufren en cárceles israelíes condiciones inhumanas.
La situación de los prisioneros palestinos en Israel es alarmante. Según organizaciones de derechos humanos, estos detenidos enfrentan torturas sistemáticas, falta de acceso a atención médica y condiciones de hacinamiento extremo. Muchos son retenidos sin cargos ni juicio, bajo la figura de la "detención administrativa", una práctica que ha sido denunciada por organismos internacionales. Estos prisioneros, en su mayoría civiles, son tratados como rehenes de un sistema que busca quebrar la resistencia palestina a través del miedo y la deshumanización.
A pesar de la brutal represión, Palestina no ha sido derrotada. En Gaza, una pequeña franja de terreno, la resistencia ha logrado mantener su posición frente a un ejército poderosamente armado y respaldado por potencias internacionales. El llamado "ente sionista", como algunos se refieren al Estado de Israel, no ha podido ocupar Gaza por completo, a pesar de los bombardeos y bloqueos que han convertido la vida en este territorio en una lucha diaria por la supervivencia.
La política exterior de Estados Unidos, especialmente bajo la administración de Donald Trump, ha sido un factor clave en el apoyo a Israel. Trump, abiertamente sionista, respaldó decisiones polémicas como el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y la anexión de partes de Cisjordania. Estas acciones han exacerbado la violencia y la represión contra el pueblo palestino, pero no han logrado acabar con su determinación. Palestina mantiene un ejército de liberación resistente que no ha sido derrotado a pesar de sus bajas y sufrimiento.
La resistencia palestina no se limita a la lucha armada. También se manifiesta en la movilización social, la defensa de los derechos humanos y la búsqueda de justicia internacional. Es crucial que la comunidad global no olvide la causa palestina y continúe apoyando las movilizaciones y protestas que se convocan en todo el mundo. La solidaridad internacional es un arma poderosa contra la impunidad.
En conclusión, la diferencia entre rehén y prisionero en el contexto palestino es más que semántica. Es una cuestión de justicia y humanidad. Los miles de palestinos detenidos en cárceles israelíes, muchos de ellos niños, no son meros prisioneros; son rehenes de un sistema de opresión que busca silenciar su lucha por la libertad y la dignidad. Palestina no ha perdido la batalla de Gaza, ni ha sido derrotada en su conjunto. La resistencia continúa, y con ella, la esperanza de un futuro en el que la justicia prevalezca sobre la opresión.