Uno se puede imaginar que hace unos doscientos años, con un día frio como lo fue este 18 de enero, aunque soleado, un colmenareño, Elías Gómez Lloso, parece ser que animado por su hijo Félix Gómez Llorente, diseñó un hierro, que de manera sencilla pero expeditiva, solo la inicial de su apellido, una G, sería la marcar de las reses bravas que había adquirido a otro ganadero colmenareño.
Muchos años se marcó el ganado de esta familia con este hierro, pues la ganadería, como enseña familiar pasaba de generación en generación, hasta que por diversas vicisitudes de la vida, a mediados de los años sesenta del siglo XX, viajó a tierras andaluzas de la provincia de Jaén.
La familia Pinto-Marabotto Ruiz, por fallecimiento del padre tuvo que hacer cargo de la ganadería El Retamar, que es el otro hierro ganadero de la familia, en el año 2013. Y lo que en un principio fue un desaire de la vida, lejos de sus obligaciones diarias, con el tiempo, y capitaneados por uno de los hijos, José Luis, la afición y el entusiasmo por la tradición familiar, pues sus orígenes une dos familias ganaderas colmenareñas, que ya lo eran en el siglo XIX, les lleva a platearse la compra del hierro familiar de los Gómez, lo que consiguen a finales del año 2023.
Y en la finca La Tejoneras, de abundantes encinas, enclavada en uno de los enclaves de Becerril de la Sierra, más cercana a Colmenar Viejo que a su villa administrativa, las 33 crías, 22 hembras y 11 machos, primera generación de la nueva ganadería Pinto y Gómez, fueron marcadas con la G histórica. El responsable de la ganadería fue colocando la marca a sus reses, y compartiendo ilusión y amabilidad cedió el honor del marcaje a su parienta Mercedes Gómez, y a ganaderos del entorno: José Vázquez y Aurelio Hernando, ayudado de varios colaboradores, ante el control y anotaciones de los veterinarios de la Unión de Criadores, en la que está inscrita la nueva ganadería.
Asistieron al herradero los alcalde de Colmenar Viejo y Becerril de la Sierra, el concejal de Asuntos Taurinos de Colmenar Viejo, el Director General de Agricultura de la Comunidad de Madrid, junto a un gran número de familiares y amigos de la familia ganadera, que tras terminar las labores del marcado, ofreció a los asistentes un espléndido y abundante tente en pie, previo a una visita a la finca, en remolque, para ver las reses, en sus diversos apartados.
Un gran día para Colmenar, y aunque puede que muchos de sus actuales vecinos no sepan la importancia de este sencillo acto de componente ganadero, que ya se practicaba en este pueblo hace trescientos años; la realidad, es que la historia y las tradiciones de este pueblo esta asentadas en estos quehaceres y costumbres, y son parte esencial de su patrimonio cultural. La G ha vuelto a casa, gracias al empeño y trabajo de una familia, los Pinto-Gómez.