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Endrick celebra un gol
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Endrick celebra un gol (Foto: Real Madrid)

El descaro de Endrick salva al Madrid de un apuro de última hora ante el Celta (5-2)

viernes 17 de enero de 2025, 07:58h

Iba olvidando el Real Madrid el trágico Clásico del pasado domingo ante el Celta, y con cierta nota. En el duelo a partido único en octavos de la Copa el Rey, los blancos se imponían por 2-0 y todo parecía acabar en alegría de las fáciles.

Güler incluso hacía el 3-0 a pase de Vinicius, pero el VAR anuló el tanto por fuera de juego del brasileño por apenas unos centímetros. Una de esas imágenes que sólo por este sistema se pueden detectar. Pasó entonces el equipo de Ancelotti de la goleada y el júbilo de la grada a una nueva tragedia.

En los últimos 10 minutos de partidos, el Madrid se dejaba empatar por 2 despistes consecutivos. Primero Camavinga, en una salida de balón, regalando a Bamba el 2-1 en el '83. Después, el más deseado de la noche, el canterano Raúl Asencio, regalaba un penalti al Celta para empatar en el 91, ya en descuento.

Así fue cómo el Bernabéu pasó de la alegría al llanto en apenas unos pocos minutos, regalando, eso sí, 30 minutos extra a los que pagaron entrada. Que ni tan mal.

Prórroga blanca

Cuando parecía que todo iba a ser negro para los de blanco, una pesadilla de medianoche -el partido acabó ya al día siguiente, literalmente-, un héroe inesperado tomó el estadio. Se trataba del joven Endrick, que a sus 18 años volvió a vivir una gran noche, con 2 tantos fruto de su atrevimiento, descaro y decisión ante la portería.

Ancelotti le tiene entre ceja y ceja, ésa que tanto mueve él en la zona técnica, porque no le convence el exceso de energía y la poca concentración con la que sale al campo cuando tiene minutos. Desde luego, cuando el chico salió al terreno de juego, en el '79, con 2-0 en el marcador, nadie se esperaba el sobresalto. Ni que él fuera el héroe de la velada.

Recibió un balón del turco Güler en la medular y, sin pensárselo 2 veces, enganchó el balón a la red con un trallazo con efecto que desataba la locura de la afición madridista. Tranquilidad y rabia contenida en un gol que impedía una nueva crisis en el equipo tras los sobresaltos del pasado otoño.

Valverde, pocos minutos después, hacía otro golazo ya fruto de la euforia, desde fuera del área. Marca de la casa del uruguayo. Ya la grada por entonces había olvidado el cabreo por el empate y se volcó con un equipo que no dudó en buscar la victoria en la prórroga y jamás bajó los brazos. Eso gustó y mucho a la afición.

Final de alivio

Endrick ponía ya el 5-2 en medio del caos, con un bonito taconazo en el área tras encontrarse con un balón suelto. Alegría para él y mejoría de ánimos para un equipo que necesitaba menos sobresaltos y un pase a cuartos de final sin tanto susto y cansancio. Al final, 120 minutos de carrera sobre el césped y el domingo, otra vez partido, aunque al menos en casa, ante Las Palmas.

Por cierto, buenas notas para Mbappé, que volvió a marcar y asistir, como en el Clásico, y parece haber callado muchas bocas sobre su rendimiento. Mejoría para Tchouaméni, el gran señalado por la derrota ante el Barça, que jugó en el medio del campo. También buenas noticias para los blancos por la vuelta al gol de Vinicius, que seguía sin estrenarse de cara a la red en 2025.

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