El dramaturgo, guionista y escritor británico Philip Ridley (Londres, 1964), es el autor de este ‘Vincent River’, que recala sólo durante este fin de semana en la Sala Mirador.
Se trata de su segundo texto tras Alimañas (brillantes). Ambas piezas han sido traducidas y adaptadas por Manuel Benito y dirigidas por Pilar Massa.
Reestrenada en Londres en 2018, 'Vincent River' está interpretado por la propia Pilar Massa, junto al joven y también estupendo actor Eduardo Gallo que, no sólo no se amedrenta por tener enfrente a una actriz de la categoría y experiencia de Massa, sino todo lo contrario porque su presencia en escena parece darle una seguridad indiscutible.
En casi 2 horas de función, que comienza con un extraño encuentro en un piso al que Anita (Pilar Massa), acaba de mudarse, y en el que se cuela también Davei (Eduardo Gallo), un extraño e inquietante joven al que Anita lleva observando como hace ya unos meses que la viene siguiendo allá por dónde va.
Con aires de thriller, la fábula va cediendo en tensión a medida que avanza para terminar convirtiéndose en un encuentro poético y humano entre dos seres que tienen una cosa en común: Anita es madre soltera de Vincent, un joven estudiante de Bellas Artes, sensible, muy apegado a su madre, que hace sólo unos días ha sido encontrado muerto en un descampado cercano a una vieja estación en la que -al parecer-, se reúnen hombres homosexuales para mantener relaciones. Davei encontró su cadáver, junto a su novia, herido y desmadejado en medio del descampado y desde entonces no puede quitárselo de la cabeza... Ambos, Anita y Davei, quieren encontrar las claves para intentar entender qué fue lo que realmente le sucedió a Vincent, y cuáles fueron las razones que llevaron al joven asesinado hasta aquellos andurriales.
La nueva casa de Anita (cincuenta y tantos años, costurera en un taller textil, y que ha tenido que salir por piernas de su anterior piso por ser objeto constante de habladurías y comentarios de todos sus vecinos), está atestada de cajas de cartón repletas de ropa y enseres -el diseño de la escenografía es de Miguel Delgado-, y lo más accesible, es decir, lo primero que la inquilina ha querido tener bien a mano son las botellas de ginebra y las cajetillas de cigarrillos. Y así, entre trago y trago, y pitillo y pitillo, los dos personajes van abriendo sus almas y descubriendo sus secretos más íntimos hasta desvelar que Vincent era algo más que un desconocido para Davei y este acabará convirtiéndose también en mucho más que un extraño para Anita.
Vincent muere por ser diferente, es una víctima más de los llamados delitos de odio, es decir, de la violencia extrema que, sin razón aparente alguna, ejercen ciertos grupos frente a personas homosexuales o de otras características (religión, raza, origen, tendencia sexual, sin techo, con discapacidad, etc.), que se han extendido en los últimos años en la sociedad occidental. Pero el drama aborda al tiempo muchos otros asuntos de actualidad: la hipocresía social, la maternidad fuera del matrimonio, la intolerancia frente al otro, las relaciones padres-hijos…
Un thriller interesante que suponemos podrá verse también más adelante en esta u otras salas madrileñas.
Ficha técnica de la obra de teatro 'Vincent River' de Philip Ridley
Traducción y Adaptación: Manuel Benito
Con Pilar Massa y Eduardo Gallo
Dirección: Pilar Massa
Ayudante de dirección: David Tortosa
Escenografía y Vestuario: Miguel Delgado
Iluminación: Olga García
Espacio sonoro: Javier Almela
Producción ejecutiva y distribución: Salvador Aznar
Prensa: Manuel Benito
Producción: Bravo Teatro
Sala Mirador, Madrid
1, 2 y 3 de noviembre de 2024