Como se han encargado de destacar diversas crónicas estos días con ocasión de la reunión de banqueros centrales en la localidad portuguesa de Sintra, su tarea se hace más compleja a medida que los electores se inclinan hacia opciones populistas. La respuesta de los bancos centrales es un cambio de estrategia. Se sustituye el forward guidance por el data dependent. Se acabaron los tiempos donde los bancos centrales anunciaban con antelación la orientación de la política monetaria a medio y largo plazo, para gestionar en base a información en tiempo real. Desaparece, pues, una guía que ha sido clave en la estabilidad de los mercados financieros desde la crisis de deuda iniciada en 2008.
NO HACE TANTO
Curiosamente, coincide en un momento donde estamos ante una generación de banqueros centrales en el mundo desarrollado donde abundan los abogados (presidente de la Reserva Federal) o antiguos responsables políticos (presidenta del BCE), frente a etapas anteriores, donde su perfil era el de académicos y economistas expertos en política monetaria. No es ajeno a estos cambios el muy relevante papel que han pasado a tener la comunicación y la gestión de expectativas.
Aunque pueda sorprender a generaciones más jóvenes, no hay que ir muy atrás en el tiempo para recordar que los bancos centrales ni siquiera comunicaban las subidas o recortes de tipos. Tomaban la decisión y los mercados eran conocedores por el cambio de condiciones en el siguiente suministro de liquidez. Tampoco hay que ir muy atrás para recordar los tiempos donde la independencia de los bancos centrales del poder político no era precisamente la característica común. Actualmente, cuando un político recién llegado al poder quiere tranquilizar a los mercados, hace manifestación pública de su intención de respetar la independencia del banco central. El caso más reciente es el de México, pero fue también preciso cuando los laboristas llegaron al poder en Reino Unido en 1997, tras 18 años de periodo conservador, con una victoria tan contundente como la que acaban de repetir.
DEPENDIENTES DE… LOS HECHOS
La influencia de la política, en todas sus variantes, en las expectativas económicas y de los mercados, está cobrando un gran protagonismo porque cambia el comportamiento de los agentes económicos. Por referirnos a lo inmediato, asistimos de nuevo a un significativo incremento de fletes marítimos que aparenta lejos de remitir, y que es consecuencia de múltiples factores, entre los que destaca la amenaza de imposición de aranceles, o la difícil situación que se aventura para la crisis de Oriente Medio, que tiene todas las trazas de complicarse. De momento el petróleo ya está 10 dólares más caro que hace un mes. Pero la influencia va mucho más allá de lo inmediato. Estos días se discute sobre cómo puede cambiar la relación de intercambio entre Arabia Saudí y EE.UU. y su potencial impacto sobre el dólar como moneda hegemónica.
La parte buena de todo esto es que los mercados se están adaptando. Se vuelven event dependent. Eso explica por qué hay esta apariencia de calma en medio de tanta incertidumbre. Ante la dificultad de pronosticar y la posibilidad de alternativas no binarias de consecuencias muy diferentes (Francia), los mercados optan por un leve ajuste y, solo cuando las nuevas condiciones se confirman, responden en consecuencia. También para los mercados ha dejado de funcionar el forward guidance.
Consejero Delegado del Grupo Omega Financial Partners. Es economista, MBA por la IE Bussiness School y en Estrategia Internacional por la London Business School. Formado en el Chicago Mercantil Exchange, es experto en Options Risk Management por O´Connell & Piper de Chicago. Conferenciante y profesor de derivados financieros y divisas en diversos programas Master. Además, dirige los Comités de Riesgo de compañías de múltiples sectores de actividad, siendo miembro de varios Consejos de Administración. Ha sido contertulio habitual de emisoras de radio, miembro del equipo editorial de diversos diarios