Pekín criticó ayer la decisión de la UE de imponer aranceles a los vehículos eléctricos importados de China, calificando la decisión de “flagrante acto de proteccionismo”, añadiendo que esperaba que la UE corrigiera sus "prácticas equivocadas" y manejara las fricciones comerciales a través del diálogo.
El argumento de la UE para imponer aranceles es que la industria automotriz de China, con una mezcla de empresas estatales y privadas, tiene ventajas de costes sobre sus competidores extranjeros, en parte debido a los subsidios gubernamentales y al dominio del país en el refinado de minerales que se utilizan para las baterías. Los aranceles provisionales se aplicarán a partir del 4 de julio, y la investigación continuará hasta el 2 de noviembre, cuando se podrían imponer aranceles definitivos, generalmente por cinco años. Los aranceles serán variables en función de la empresa y en algún caso llegan al 38%, desde el nivel actual del 10%.
La decisión de la UE se suma a la anunciada el mes pasado por Estados Unidos, que también impuso nuevos e importantes aranceles a los vehículos eléctricos, las baterías avanzadas, las células solares, el acero, el aluminio y equipos médicos chinos. El presidente norteamericano afirmó que las subvenciones del Gobierno chino garantizan que las empresas del país no tengan que obtener beneficios, lo que les da una ventaja injusta en el comercio mundial. El riesgo es que esta escalada podría estallar en una guerra comercial, lo que elevaría los precios para los consumidores y perjudicaría a los exportadores.