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Françoise Hardy
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¿Cómo decirte adiós?: los 5 mejores discos de Françoise Hardy

miércoles 12 de junio de 2024, 16:58h

Decía Willie Nelson, hablando sobre Emmylou Harris, que había dos tipos de hombres, aquellos que estaban enamorados de Emmylou y aquellos que todavía no la conocían. Bien, pues eso lo dijo porque Willie Nelson no conocía a Françoise Hardy... Pero aquí estoy, intentando despedirme de una artista única y comenzando reseñando su belleza. Puede que hoy todo el mundo vaya a resaltar en sus obituarios como fue un icono de la moda y de los 60, como fue el ideal por el que suspiraron Mick Jagger y Bob Dylan, pero Françoise Hardy fue también una artista fantástica y cuenta con una gran colección de grandes discos que no suelen aparecer en esos listados de "los mejores de" pero deberían.

Hardy nunca se tuvo en mucha estima a sí misma, ni como belleza, ni como música, siempre pensó que Sylvie Bartan era la guapa de las chicas ye-yés francesas y que su pareja durante mucho tiempo, Jacques Dutronc era mejor compositor que ella, pero ninguna de las dos cosas era cierta. Esa inseguridad en sí misma es una de las cosas que hacen de su música tan especial, una música melancólica, solitaria y, si, insegura. Etiquetada dentro de eso que se llamó chicas ye-yé y que venía de los grupos de chicas de los EEUU, Hardy siempre fue una rareza en el género, principalmente porque ella fue su principal compositora en un género en el que a chicas adolescentes les escribían canciones señores de mediana edad, a veces con resultados tan tragicómicos como cuando Serge Gainsbourg le escribió a France Gall una canción sobre lamer piruletas...

Pero eso nunca le ocurrió a esta romántica empedernida que traspasó fronteras y barreras lingüisticas con unas canciones simples y francas que encapsulaban a la perfección su timidez y su melancolía onírica. estos son nuestros 5 discos favoritos de su maravillosa discografía:

Tous les garçons et les filles (1962)

Encabezado por la canción que le daba título este fue el mayor éxito de su carrera, número 1 en Francia, Bélgica, España, e incluso colándose en las listas británicas. Hardy tenía solo 18 años y este disco ya la demuestra como una maravillosa compositora, encargándose de escribir en solitario 10 de las 12 canciones del mismo, el estilo viene, como decía, de los grupos de chicas de EEUU, pero sin Muros de sonidos, es un sonido espartano de guitarra (con mucho reverb), bajo, batería y muy poco más, y quitándole todo melodramatismo, quizás por esa voz monótona a la que tanto partido supo sacar, y es que su registro era limitado, pero sabía transmitir perfectamente con ella. Y eso era porque sentía los textos, de una romántica desesperada que veía a un ex con otra chica y queda maravillada de lo guapa que es (es básicamente "Obsessed" de Olivia Rodrigo pero 60 años antes). Hay rockabilly, ligerísimos toques jazz y un toque naif que le va perfecto para su edad. Entre sus mejores canciones la comentada canción titular, 'J’ai jeté mon cœur', la notable 'Ton meilleur ami', con ecos de sus adorados Everly Brothers y, sobre todas, esa maravilla, con música del que iba a ser su pareja, Jacques Dutronc, llamada 'Le Temps de l’amour'.

L'amitié (1965)

Dejar fuera discos como 'Mon Amie La Rose' (1964) o 'La maison où j'ai grandi' (1966) es un verdadero crimen pero no puedo quedarme solo con su periodo ye-yé, del que creo que este disco de 1965 es el culmen absoluto. Hay más versiones de lo habitual, 5 originales por 7 versiones, pero es que estas son, sencillamente inolvidables, 'Quel mal y a-t-il à ça?', una magnífica versión de Patsy Cline, 'Dis-lui non', versión del 'Say it now' de Bobby Skel que supero con creces a la orginal, 'Ce n'est pas un rêve', versión del 'Don't Come Any Closer' interpretada por Samantha Jones en 1964, que es otra de mis favoritas de su carrera o la icónica 'Le temps des souvenirs', versión de 'Just call and I´ll be there' de PJ Proby, son todas absolutamente fundamentales, pero es que entre las originales hay cosas como 'Il se fait tard' con la melancolía habitual de la casa, 'Je t'aime', con música de Mick Jones y letra de la propia Hardy, con una gran orquestación a cargo de la orquesta de Charles Blackwell, autor de 'Don't Come Any Closer', y colaborador fundamental en el sonido del disco, 'Tu peux bien', que es melancolía hecha canción y cuenta con otro estribillo perfecto, o 'Ce petit cœur' que puede que sea la canción más poppie de su carrera y debería recibir una versión de los Lemon Twigs.

Ma jeunesse fout le camp... (1967)

Hay discos con los que es imposible ser objetivo, 'Ma jeunesse fout le camp' de Françoise Hardy es uno de los discos de mi vida. Uno de esos que me llevaría a una isla desierta para escuchar una y otra vez. Es el disco que divide su carrera en dos, a medio camino de sus años como la ‘chica ye-yé de París’ y sus discos más tipo cantautor, algo que se puede ver hasta en el título que viene a ser algo así como "Mi juventud se escapa", algo increíble si tenemos en cuenta que, cuando salió, noviembre de 1967, apenas tenía 24 años. Este álbum es una verdadera delicia para los amantes de la música pop. Rodeando su frágil voz con maravillosos arreglos de cuerdas, principalmente a cargo del fundamental Charles Blackwell, pero también dos a cargo del futuro Led Zeppelin, John Paul Jones (que acababa de arreglar la mítica 'She’s A Rainbow' de los Rolling Stones), en concreto esas preciosidades escritas por ella llamadas 'En vous aimant bien' y 'Mais il y a des soirs'. El caso es que este disco ve a Hardy alcanzar la plena madurez, virando hacia el pop barroco, en canciones como la titular o la cuidada 'Il n’y a pas d’amour heureux', una canción compuesta por Georges Brassens sobre un poema de Louis Aragon, sin olvidar la melancolía pop tan propia de la casa en las canciones perfectas con su firma como 'Viens là' y 'Voilà', puede que la mejor canción de su maravillosa carrera. Este es uno de los discos a los que Stuart Murdoch, de Belle & Sebastian, debe rezar.

Comment te dire adieu (1968)

El perfecto acompañamiento para el anterior, posiblemente el disco con mejor producción de su carrera, la adaptación de 'Comment te dire adieu' es digna de un Burt Bacharach. Françoise Hardy había escuchado una versión instrumental de 'It Hurts To Say Goodbye', escrita por Arnold Goland y Jacob Gold, y no se la podía quitar de la cabeza. Tanto es así que decidió hacer una versión en francés y se lo dijo a su mánager que la puso en contacto con Serge Gainsbourg para que hiciera la adaptación. El resultado fue una de las canciones más importantes de su carrera, llegando a lo más alto de las listas francesas y siendo traducida para los mercados italiano y alemán. Solo por esta canción ya merece la pena el disco pero que, además, se quedó tan contenta con el trabajo de Gainsbourg que le pide una canción original para la cara B y el autor de 'La javanaise' se sacó de la manga 'L’anamour', algo así como el 'no amor', una canción que le terminaría gustando tanto como para grabarla él mismo un año después en su disco junto a Jane Birkin. También están aquí las destacables 'Où va la chance?', una adaptación de una canción de Phil Ochs, o las originales 'À quoi ça sert?' y 'La mer, les étoiles et le vent' que cerraba el disco.

La Question (1971)

La mejor de las chicas ye-yé francesas se trasnformaba en una particular cantautora junto a la guitarrista brasileña Tuca y se sacaba de la manga un gran disco en el que el sensual pop francés se mezcla con la tristeza de la bossa nova. La brasileña se encarga de la mayoría de la música mientras que Hardy pone las letras más personales de su carrera, inseguridad, ansiedad, erotismo y miedo, y las dificultades en su relación con Jacques Dutronc impregnan uno de sus discos más bonitos y maduros.

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