Después de haberse comprometido durante mucho tiempo a relajar la política monetaria en junio, ayer el BCE anunció un recorte de los tipos de interés de 25pb, dejando el tipo de refinanciación en el 4,25%. Esta bajada, la primera desde 2019, se produce en un contexto en el que la inflación en los 20 países que comparten el euro ha caído al 2,6% desde más del 10% a finales de 2022, en gran parte gracias al menor precio del combustible y a una reducción de los problemas de suministro posteriores a la pandemia.
Pero ese progreso en la inflación se ha estancado, especialmente en el sector servicios con un aumento de los precios al 4,1% en mayo desde el 3,7% del mes anterior. En las nuevas previsiones publicadas ayer, el BCE espera que la inflación se sitúe de promedio en el 2,2% en 2025, frente a una estimación anterior del 2,0%, lo que significa que ahora se considera que se mantendrá por encima del objetivo del banco central del 2% hasta bien entrado el próximo año.
En cuanto a los próximos movimientos de tipos, la presidenta del BCE dijo en la rueda de prensa “no nos estamos comprometiendo previamente a una trayectoria de tipos particular", y añadió que "a pesar del progreso en los últimos trimestres, las presiones sobre los precios internos siguen siendo fuertes a medida que el crecimiento de los salarios es elevado, y es probable que la inflación se mantenga por encima del objetivo hasta bien entrado el próximo año". Tras la reunión y las declaraciones de la presidenta del BCE, los mercados redujeron sus apuestas sobre recortes de tipos y sólo descontaron uno más, con la posibilidad de un segundo, para el resto del año.