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Chapuzas exteriores

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
lunes 03 de junio de 2024, 11:12h

En vísperas de las elecciones europeas que marcarán el grado de influencia de España en su dimensión internacional más importante, se acentúa el perfil esperpéntico de la candidatura socialista encabezada por la vicepresidenta primera del gobierno sanchista María Jesús Montero que no se sabe si va para irse o para quedarse. Tratándose de un asunto de dimensión internacional el protagonismo de esta historia corresponde al ministro de Asuntos Exteriores José Manuel Albares mantenedor de Begoña Gómez como institución de nuestro sistema democrático.

España tiene una tradición diplomática muy compleja y muy noble y en nuestros días sorprende que la política internacional no quede al margen de los enfrentamientos partidistas y las polémicas ocasionales. Cuando se trata con países en pie de guerra, como Israel o Ucrania, hay que ser conscientes de que no se puede jugar a los dados con Hamás o con Putin. Hay un lado correcto de nuestra historia diplomática que no puede traspasarse con una política exterior ridícula, con enfrentamientos con Argentina o con Israel por ejemplo y formando grupo con países distantes e inoportunos para celebrar la fiesta de la inoportunidad. España tiene una importante y acreditada carrera profesional diplomática que siempre ha sido capaz de mantener sus relaciones en las circunstancias más difíciles, ilustrando y madurando en cada caso a sus gobernantes obsesionados por la política electoral de cada día. Cuando se da la circunstancia poco frecuente, como es el caso de Albares, de que sea un funcionario de la carrera diplomática quien está al frente del ministerio del ramo resulta desagradable comprobar como ese José Manuel Albares es el metepatas más distinguido de Occidente en el arte de meter el pie en todos los charcos del fango de la política exterior.

Este eximio diplomático mantiene, muy engreído, que la política exterior es asunto que solo compete al presidente del Gobierno y a su persona. ¿Qué idea tiene este funcionario de lo que es un órgano colectivo de gobierno, con dos vicepresidentas en campaña, superiores a él y un conjunto de miembros de un gabinete descolocado con intereses contradictorios en su interior? ¿Qué temario y cuáles compromisos de coalición superan al pretendido control de Albares?. ¿Es que las relaciones de Inteligencia y Defensa con Israel son irrelevantes o menos importantes que la relación con un Estado Palestino “entre el río y el mar” hoy por hoy inexistente. ¿La comunidad de grandes Estados democráticos que deben ser nuestros verdaderos aliados no puede aprobar la línea oprobiosa impuesta por los llamados países “no alineados”.

¿Tiene derecho el ministro Óscar Puente de ser compatible con Albares en la política de piloto rompetechos con Argentina, donde hay instaladas dos mil quinientas empresas españolas? Este incuestionable lógico se ha “disculpado” de su insulto a Milei de la siguiente manera: “Si hubiera sabido las consecuencias de mis palabras nunca hubiera dicho que Milei consumía sustancias”. O sea, que no se desdijo de lo dicho sino que se lo hubiera callado. Y Albares, el diplomático profesional que sabe que es él y el “puto amo” quienes llevan la política exterior de España, se limita a permitir que este reincidente continúe en el Consejo de Ministros. Aquí la política exterior se ha diluido por razones electoralistas, utilizando al Estado en beneficio propio y el diplomático de carrera sentado en Exteriores ha visto hacer la peor política exterior de todos los tiempos en Marruecos, en Argel, en Gibraltar en la Argentina o en Bruselas sin que se le cambie la cara de autosuficiencia.

Hemos pasado de una política exterior seria a otra ridícula, con ejercicios de prestidigitación tan notables como atribuir el gasto en Defensa a las propias Fuerzas Armadas y pocos días después decir que era un regalo para las Fuerzas Armadas de Ucrania. Un repugnante soplo antisemita se está mezclando con la versión socialcomunista o islámica y España parece jugar al peligroso equilibrio, para desengaño de los israelíes a los que la ignorancia semántica de las ministras socialistas llaman israelitas. El presidente Pedro Sánchez toma decisiones que impactan en lo más profundo del corazón de un Estado, de su lugar en el mundo y de sus alianzas de futuro. Con estas decisiones, resulta aberrante que las tome un presidente del Gobierno sin contar ni con el Parlamento, ni con los miembros de su equipo ministerial pero cuenten con el aplauso de un funcionario de carrera y que está escribiendo su biografía vergonzosa para la historia.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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