La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha ratificado la condena de 19 años de prisión a un sargento de la Guardia Civil por violar y acosar sexual y laboralmente durante 4 años a una agente subordinada en un cuartel de Molina de Segura (Murcia).
El tribunal ha rechazado los 6 argumentos presentados en el recurso de casación por el condenado contra la sentencia del Tribunal Militar Territorial Primero, que le había impuesto dicha pena por un delito consumado y continuado de violación en concurso ideal con un delito de lesiones psíquicas graves (13 años y medio de prisión) y por 2 delitos continuados de abuso de autoridad en su modalidad de trato degradante a inferior (2 años y diez meses de prisión) y en su modalidad de maltrato de obra a inferior (2 años y 8 meses de prisión).
Entre 2010 y 2015
La sentencia señala que los hechos ocurrieron desde septiembre de 2010 hasta marzo de 2015, cuando la guardia civil fue dada de baja médica. Durante este periodo, el sargento la violó de manera continuada tanto en el cuartel como en su domicilio. Tras quedarse embarazada, le insistió en que abortara diciéndole: "Eso lo sacas de ahí".
Cuando la guardia civil se negaba o no cumplía sus exigencias, el sargento le cambiaba los horarios y le asignaba tareas ajenas a sus funciones.
Además, en este tiempo, el condenado le enviaba correos electrónicos de índole sexual, humillándola y cosificándola, y profería insultos hacia ella.
Hechos probados
El magistrado Fernando Marín Castán, ponente de la sentencia, señala que los hechos probados reflejan una serie de agresiones sexuales, vejaciones constitutivas de trato degradante y maltratos continuados por parte del superior jerárquico sobre la misma víctima.
Estas conductas se realizaron en el marco de unas relaciones sexuales no consentidas y de abuso de autoridad, prolongadas en el tiempo, con un propósito único y aprovechando las ocasiones similares que le brindaba su posición de superioridad jerárquica.
La sentencia subraya que las conductas del sargento no fueron aisladas, sino que se mantuvieron en el tiempo, siempre dirigidas hacia la misma guardia civil subordinada, aprovechando la relación de superioridad para someterla a sus requerimientos sexuales mediante actos repetidos de trato degradante, insultos, amenazas e incluso maltratos físicos.
La Sala afirma en su sentencia, que comparte los razonamientos de la sentencia recurrida y aprecia que los hechos declarados probados “reflejan pluralidad de agresiones sexuales, vejaciones constitutivas de trato degradante y maltratos de obra del superior jerárquico sobre la misma víctima subordinada, que se ejecutan en el marco de unas relaciones sexuales con prevalimiento no consentidas y de abuso de autoridad, prolongadas en el tiempo, que obedecen a un dolo único o unidad de propósito y al aprovechamiento de similares ocasiones por parte del sujeto activo”.
Sometimiento de la víctima
En el auto se recoge que el acusado utilizaba su posición para forzar el sometimiento de la víctima, empleando métodos de intimidación y abuso de poder. La reiteración y la gravedad de los hechos llevaron a la Sala a confirmar la pena impuesta, considerando que las acciones del sargento evidencian un patrón de comportamiento abusivo y violento, claramente enmarcado en el abuso de autoridad y el acoso continuado.
Los hechos también incluyen el envío constante de mensajes electrónicos con contenido sexual y humillante, así como insultos que buscaban degradar a la guardia civil, creando un ambiente laboral hostil e insostenible para la víctima. Esta situación culminó con la baja médica de la guardia civil en marzo de 2015, tras años de acoso y agresiones.
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