Con el cutre objetivo de sacar un rédito electoral el 28-M y en las generales de diciembre, Pedro Sánchez –que, de pronto, se ha visto afectado por un febril episodio de mitinitis aguda–, fin de semana tras fin de semana lo mismo, anuncia que va a poner en marcha el derecho al olvido oncológico, docenas y docenas de miles de viviendas al alcance de los jóvenes, o que los jubilados podrán ir al cine todos los martes por dos euros.
Voy a pararme en esta última propuesta, la del cine. Al margen de que esta es, de nuevo, una de esas ideas que antes ha criticado con dureza cuando ha sido puesto en marcha por el PP (en el caso del cine para los mayores ya lo hicieron en 2006 Esperanza Aguirre y Ana Botella, también los martes pero sólo por 1 €), uno que sabe más por viejo que por diablo, cree adivinar la verdadera y última razón de la propuesta dirigida a los chicos y chicas de oro, la de acudir al cine.
El secreto que encierra la oferta del Presidente copiada por enésima vez al PP, estoy en condiciones de revelarlo. Seguro que es la de que los mayores vayan a ver lo guapo que está en su docuserie, esa que el supremo líder se prestó para protagonizar pero que no se la ha comprado ninguna plataforma ni TV (española, al menos, de la venezolana, cubana o argentina no tenemos aún noticias).
Una propuesta más baratita que la salida del caletre de Yolanda Díaz, la de los 20 mil del ala para los jovencitos que hayan cumplido los 18, seguramente para hacer fiestorros mensuales y que puedan empalmar uno tras otro hasta las próximas elecciones. La otra, propuesta por un servidor, la de multiplicar por 10 esa cifra pero para los que lleguen a cumplir los 81, seguro que ni la han considerado sobre la marcha en el consejo de ministros. ¡No vuelvo a dar más ideas…!
Pero, volvamos al hilo, ¡hay que ver la diarrea de propuestas que están saliendo de la factoría Moncloa! que, inevitablemente, son anunciadas en algún mitin en los que participa el presidente, y que días después es repicada de nuevo tras la celebración del consejo de ministros por su ministra portavoz. Doble impacto le llaman a eso. Yo prefiero ser más directo y hablar de doble cara dura.
De todas las que proponen a ver cuales van a poder llevar efectivamente a la práctica. Sin ir más lejos hace unos días supimos que, de aquel cheque de 200 € que el presidente daba gratis et amore a los jovencitos españoles, 1000 millones se han quedado sin repartir. Dicho con otras palabras, que unos 5 millones de jóvenes han pasado olímpicamente de la oferta gubernamental y , como ellos mismos dirían, “han seguido a su rollo”, sin pararse a considerar siquiera la dádiva sanchista.
Y eso que aún no han debido considerar que en ese lote de mayores, maduritos y viejecitos que, en cola rigurosa porque esta gente de posguerra es de las de ley, lo mismo un día alguien del partido se encuentra que delante o detrás de él está el mismo Amancio Ortega (que vaya usted a saber por qué diablos tiene que utilizar el multimillonario gallego la oferta de Sánchez), y entonces sí que sí, se le marchan del gobierno toda la troupe de chicas podemitas, léase Belarra, Montero y compañía y, hasta con un poco de suerte, aunque solo sea por solidaridad con sus compañeras del metal, hasta las acompaña Alberto Garzón.
Llegado el hipotético caso que anticipo, Sánchez no tendría más remedio que meterse un par de meses en uno de esos hoteles que brindan al turista los cartujos benedictinos y otras órdenes religiosas católicas, para que el común de los mortales (pecadores por naturaleza) se encierre allí para meditar, expiar sus faltas o, quizás, por las dos cosas a la vez. ¡La de disgustos que se habría ahorrado si la idea del cine se le hubiese ocurrido a nuestro presidente a los dos meses de firmado el pacto con Unidas Podemos!
Pero, en fin, hay que aprender de los errores propios para no volver a repetirlos. Lo malo es si la lista del PSOE vuelve a ser la más votada pero tiene que reeditar los pactos con EH Bildu, ERC y Unidas Podemos. Entonces, el mago Sánchez se sacará un conejo de la chistera y aparecerá en la ONU, en Bruselas o en las antípodas con tal de no volver a pasar por el mismo calvario político. ¡Las cosas que pueden llevar consigo una inocente decisión de ahorrarles unos eurillos a los viejecitos para que luego te voten…!.