El pequeño Jesús ha sido el primer bebé nacido en España de una mujer trasplantada de útero en 2020, en un procedimiento que ha resultado largo y complejo, y que ha llevado a cabo el Hospital Clínic de Barcelona con una finalidad esencialmente reproductiva.
"Ha sido un proceso muy duro a la vez que muy bonito y a pesar de todos los riesgos ha merecido la pena", ha señalado este lunes la mujer trasplantada y flamante mamá, Tamara Franco, en la rueda de prensa de presentación de este innovador procedimiento, en la que ha estado presenta el conseller de Salud, Manel Balcells, y el equipo médico del Clínic.
El camino que ha culminado ahora comenzó en 2015, cuando el Clínic consiguió los permisos de comités de ética y del Departamento de Salud para llevar a cabo un programa experimental para trasplante de útero en cinco casos con síndrome de Rokitansky, mujeres que nacen sin útero ni trompas de Falopio, pero sí con ovarios. La incidencia de este trastorno congénito es de cerca de un caso por cada 5.000 mujeres.
Éxito, tras un primer aborto
La primera elegida fue Tamara, quien, siempre había deseado ser madre desde pequeña y se sometió en octubre de 2020 a una cirugía de 20 horas para el trasplante del útero que le donó su hermana. A los dos meses, a la paciente le vino el periodo, fue la primera señal de que el procedimiento había funcionado, ha comentado el jefe de Servicio de Ginecología del Clínic, Francisco Carmona. El siguiente objetivo fue que se quedara embarazada, algo que también se logró el pasado septiembre, tras más de una transferencia de embriones y un aborto.
Durante el embarazo, Tamara tuvo una preeclampsia, una complicación que comporta aumento de la presión arterial posiblemente derivada de la medicación que toma para evitar el rechazo del útero trasplantado. Como hubo numerosos controles durante la gestación, el equipo médico pudo controlar la preeclampsia hasta los siete meses de gestación, cuando se indujo el parto con cesárea, que tuvo lugar el pasado 10 de marzo, sin complicaciones.
A pesar de nacer prematuro con poco más de un kilo, Jesús ha tenido una evolución correcta durante su ingreso en la UCI neonatal y, una vez ha llegado a los 3,2 kilos de peso y sus pulmones han madurado, ha sido dado de alta, así que ahora él y sus padres ya pueden regresar a su casa, en Murcia.
Como el útero tiene una función esencialmente reproductiva y la paciente ha indicado que no quiere tener más hijos, Carmona ha dicho que se procederá a retirarle el órgano trasplantado, para evitar que tenga que seguir tomando medicación de por vida para evitar el rechazo.
También han dado detalles de que hay un registro internacional de trasplantes de útero en Göteborg (Suecia), donde se realizó la primera intervención de este tipo, y ha comentado que en total se han practicado más de 100, de los que ya han nacido más de 50 bebés en todo el mundo, incluido este primer caso español.
Debate ético
Al ser un procedimiento hecho por la sanidad pública, no exento de riesgos para la donante y la receptora y con una finalidad reproductiva, Francisco Carmona se ha mostrado de acuerdo de que exista "un debate ético", algo que ve "positivo". En este sentido, ha recordado que este caso ha contado con la aprobación de los comités de ética del mismo hospital y de Cataluña.
Aunque la Organización Catalana del Trasplante (OCT) dio luz verde al trasplante en el Clínic sin contar con el visto bueno de la Organización Nacional del Trasplante (ONT), que dio argumentos afines a los que recogió el Comité Internacional de Bioética de la UNESCO en su último informe, en el que se hablaba del impacto de las nuevas técnicas reproductivas.
"El principal problema que plantea es el riesgo para la persona que dona, para la que recibe e incluso para el propio niño, porque no existe evidencia suficiente como para saber si realmente el feto que se desarrolla en un útero donado puede tener alguna implicación grave para su salud. Propusimos una moratoria a la espera de recopilar información (...) Igual que en el caso de la gestación subrogada había tres posturas, en cuanto al trasplante de útero la postura fue unánime", señaló en su momento Federico Montalvo, miembro del citado comité de la UNESCO que realizó ese informe y también fue presidente del Comité de Bioética de España.
En ese escrito que hicieron no quedaba constancia, decía, de un rechazo frontal al "concepto", pero sí llegaron a la conclusión de que en ese momento no se daban las circunstancias para que se transformara en una práctica habitual, sino que debía "sujetarse a ensayos clínicos muy precisos" tras evaluar el "riesgo-beneficio" y analizando cada caso de forma concreta.