Después de que la semana pasada se reuniese el BCE, un día después de la crisis de Credit Suisse, hoy y mañana le toca el turno a la FED. El hecho de que la inflación haya respondido con lentitud a la subida de tipos, mientras que la economía de EE.UU. ha seguido creciendo y generando cientos de miles de nuevos puestos de trabajo al mes, parecía ser una prueba de que los tipos debían subir aún más. Nada se había "roto" en la economía. Pero el 10 de marzo con la caída del SVB se mostró que el sistema bancario no era tan estable como habían previsto las autoridades de la FED. En la reunión que se inicia hoy se cuestionará si el nivel de presión sobre el sector bancario ha llegado a ser tan grande que se corre el riesgo de una crisis financiera de mayor envergadura, y justifica una ralentización o una pausa en las nuevas subidas de tipos.
El mercado espera que suba 25 pb, pero sólo porque la inflación es un riesgo tan persistente que los responsables de política monetaria no querrán desviarse de sus esfuerzos por controlarla. El domingo la secretaria del Tesoro y el presidente de la FED emitieron su segunda declaración de tranquilidad en varias semanas, afirmando que las posiciones de capital y liquidez del sistema bancario estadounidense son sólidas, y el sistema financiero estadounidense es resistente. La cuestión ahora es si las palabras tranquilizadoras y un nuevo programa de préstamos bancarios son suficientes para permitir a la FED seguir adelante con lo que ha sido su prioridad hasta ahora: combatir la inflación con los tipos de interés cada vez más altos que ahora acosan al sistema bancario.