Son ya dos los bancos centrales que han intervenido en los mercados. La pasada semana el Banco de Japón intervenía en el mercado de divisas por primera vez desde 1998 para frenar la debilidad de su moneda. Ayer, quien lo hacía era el Banco de Inglaterra para frenar las turbulencias en el mercado de bonos británico, con el anuncio de que comprará toda la deuda pública que fuera necesaria para restablecer la estabilidad financiera tras el caos provocado por la política fiscal del nuevo Gobierno.
Después de que las intervenciones verbales no consiguiesen frenar las ventas, el BoE ha tomado una medida de emergencia, que dijo, evitaría que la agitación de los mercados se extienda por el país y golpee los flujos de crédito. El banco central mantiene su objetivo de reducir sus 838.000 millones de libras de tenencias de títulos de deuda pública británica en 80.000 millones de libras durante el próximo año, pero pospondrá el inicio de las ventas —que debían comenzar la próxima semana— debido a las condiciones del mercado.
Antes, el FMI y la agencia de calificación Moody's habían aumentado la presión sobre Reino Unido para que dé marcha atrás en su nueva estrategia, expuesta por el nuevo ministro de Finanzas el pasado viernes. La rara intervención sobre un país del G7 por parte del FMI ha subrayado la gravedad de la situación a la que se enfrenta el país, con la libra y los bonos británicos sufriendo fuertes caídas desde el viernes.