No ha durado mucho la influencia del presidente de EE.UU. que había conseguido un incremento de la producción de petróleo de 100K b/d tras su visita a Oriente Próximo. Es justo lo que la OPEP+ ha decidido revertir ayer y vuelve a los recortes a partir de octubre. No es enorme, frente a una demanda mundial de 100M b/d, pero simboliza el poder del cártel y su vocación de mantener altos los precios. En el suministro de gas ruso, un portavoz del Kremlin confirma que el cierre del NS1 no se levantará hasta que no se anulen las sanciones. Responden a la decisión del G7 de poner un tope al petróleo ruso, lo que limita la posibilidad de un aseguramiento en sus ventas al resto del mundo, Asia fundamentalmente. Le hace daño y responde. Se puede poner un tope al gas, pero tendrá un impacto mucho menor, porque infraestructuras y clientes están en Europa. Solo llega el 10% de hace un año y el cierre ya es oficial. Las políticas fiscales van a tener que hacer frente a un periodo de control de precios, y de eso tratarán los ministros de energía europeos en una cumbre extraordinaria este fin de semana.
Como no todos lo afrontan igual, habrá repercusiones en los mercados de bonos, y la herramienta anti-fragmentación, (TPI) destinada a no utilizarse, tendrá que ser considerada en la reunión del BCE. Algunos de sus miembros ya han criticado la escasa fiabilidad de los modelos de proyección de inflación y en el directorio va a haber más preocupados por los precios que por el crecimiento. Seis semanas lleva sin aparecer la presidenta del BCE, que ni siquiera acudió a Jackson Hole. Los técnicos pueden estar pasando a la sala de control.