Por encima de la mala noticia de la inflación subyacente, que es un término que nunca he acabado de entender bien –no subyace, está a la vista-, que los candidatos a vicepresidente económico del futuro Gobierno, gane quien gane, sean Solbes o Pizarro, es una noticia esperanzadora. O tranquilizadora. Y, tal como están las cosas, yo firmo para que no nos pongan de los nervios y nos dejen trabajar on tranquilidad. Insisto, gane quien gane.
Pero en el panorama hay dos buenas noticias. Una de ellas, que el primer ministro británico, Gordon Brown diga que quiere copiar nuestro sistema de trasplantes, que ha acreditado unos resultados y un funcionamiento ejemplar a lo largo de muchos años. Casi no es noticia, porque cada día vienen especialistas de muchos lugares del mundo a estudiar un modelo único en el mundo, que donde tiene menor repercusión es en España. Y habría que preguntar al creador y responsable de la Organización Nacional de Trasplantes, Rafael Matesanz, cómo ha conseguido sobrevivir a todos los cambios de Gobierno –en algún caso con dificultades de cierta relevancia y una ausencia temporal- y cómo ningún ministro de Sanidad –o sí- han tenido la tentación de cambiarlo y estropearlo.
Nuestro sistema de trasplantes, que funciona gracias a un colectivo concienciado y valorado, ha salvado miles de vidas y es un ejemplo de que también se pueden hacer cosas desde la sanidad pública con eficacia, con rapidez y con fervor. Si todos los departamentos funcionaran así y fueran incentivados de la misma manera, otro gallo cantaría.
Aunque también hay que decir, pese a quien pese, que tenemos un excelente sistema sanitario público y además con un bajísimo coste, uno de los más bajos de Europa, según reconoce un informe de la Comisión Europea. Sólo en países como Hungría o Polonia el coste de la sanidad es más bajo. La sanidad pública española, pese a sus listas de espera y a algunas deficiencias hoteleras es de primer nivel y aunque algunos andan empeñados en la arcaica, casi decimonónica, historia-histeria de que en algunas comunidades autónomas se está “privatizando”, la realidad es que los miles de profesionales sanitarios hacen cada día un enorme esfuerzo por atender a los millones de pacientes que acuden a hospitales y centros ambulatorios. Si de algo podemos estar orgullosos es que tenemos una sanidad de buen nivel y a un precio muy bajo. En eso, como en lo de los trasplantes, sí que estamos a la cabeza de Europa.
francisco.muro@planalfa.es