Esta semana se reúne el BCE. Los mercados ya tienen descontado que la institución monetaria europea está preparada llevar a cabo su primera subida de tipos de interés desde 2011 y ahora se centran en el camino de subidas de tipos más allá del jueves, ya que las perspectivas económicas se han complicado notablemente, con un escenario económico atrapado entre una inflación creciente y una fuerte ralentización de la actividad económica.
La subida descontada para el jueves es de 25 pb, para contener una inflación que se encuentra en un nivel récord del 8,6%. El tipo de depósito, del -0,5%, ha sido negativo desde 2014. Pese a la debilidad del euro, es poco probable una subida mayor. La caída del euro hasta la paridad con el dólar por primera vez en dos décadas supone un problema para el BCE ya que es un fuelle para la inflación. No obstante, en la actual situación una mayor subida podría ser considerada una señal agresiva que podría afectar al crecimiento.
Las nuevas previsiones económicas del BCE se publicarán en septiembre. La reunión del jueves coincide con la fecha de finalización del mantenimiento anual del mayor gasoducto ruso que llega a Alemania. El temor a que Rusia corte el suministro de gas a Europa ha aumentado el miedo a la recesión. La Comisión Europea espera que la economía de la zona euro crezca un 1,4% el próximo año, frente al 2,3% previsto anteriormente.