Una prueba, una sola prueba para cerrar la comisión investigación sobre el presunto espionaje emanado supuestamente del Ayuntamiento de Madrid contra la presidenta Ayuso y su entorno y sufragado en teoría, con dinero público de todos los madrileños. Pero más allá del rumor, la obligatoria necesidad de convertir mentira en verdad y viceversa de los grupos de oposición y de poner las preguntas a Almeida como a Felipe II por parte de sus grupos afines, esta comisión a espera de dictamen definitivo cerrará como comenzó, con la tocata y fuga de Carromero que ha dejado a un alcalde tranquilo y socarrón, cerrando las comparecencias de la fallida comisión de investigación, a su antojo.
El principal peón de Génova en el Ayuntamiento de Madrid presentó su dimisión y aún hoy es una incógnita el por qué de su espantada. Carromero, que fuera director general de la Coordinación de la Alcaldía estaba en el centro de las informaciones que le situaban como líder del presunto espionaje ordenado por la cúpula del Partido Popular contra el entorno familiar de la presidenta del Gobierno regional, Isabel Díaz Ayuso. Hoy estaba convocado de nuevo y de nuevo espantada por “decisión personalísima” según el alcalde.
Y además el juez Adolfo Carretero, que instruye el caso de las mascarillas, ha descartado investigar al primo del alcalde de Madrid, por un delito de tráfico de influencias y le cita el próximo 12 de mayo como testigo en contra de la solicitud de Podemos y Grupo Mixto. En la resolución, el juez esgrime que el primo del regidor "se limitó a proporcionar a Luis Medina el correo electrónico de la encargada de las compras sanitarias del Ayuntamiento”. Hoy Almeida doblemente reforzado en su doble frente.