Las sanciones de los aliados occidentales contra Rusia han empezado a repercutir en forma de grandes pérdidas potenciales para los bancos, empresas e inversores. Pese a ello, algunos agentes en el mercado dicen que, aunque están viendo mucha confusión todavía no están viendo pánico. Un ejemplo de ello es que la Reserva Federal dijo el viernes que las instituciones financieras colocaron más de 1,4 billones de dólares a un día con casi ningún rendimiento, una muestra de que hoy por hoy los bancos tienen reservas. No obstante, las pérdidas potenciales están creciendo rápidamente.
La conmoción en los mercados se está produciendo a todos los niveles. En Alemania, la oficina de la deuda ha tenido que aumentar el tamaño de un bono para aliviar las condiciones en los mercados de préstamos a un día de la zona euro y en los bonos alemanes que se utilizan como garantía en el mercado ha habido escasez. Berlín ha dicho que sospechan que algunos de los bonos están en manos de entidades sancionadas que no pueden operar.
El 28 de febrero, Moscú ordenó a los agentes de bolsa no ejecutar las órdenes de venta de valores rusos por parte de extranjeros. Esto significó que todas las órdenes de venta de bonos públicos rusos en rublos que no se hubieran liquidado para entonces quedaron anuladas. Y en este contexto, los responsables de la política monetaria del BCE mañana deberán enfrentarse a la perspectiva de que la inflación, que ya está en máximos históricos, aumente aún más, justo cuando una nueva crisis amenaza a la economía. Quizá, de todos los grandes bancos centrales sea el que tenga que enfrentarse al mayor dilema.