Antes de comenzar el interrogatorio, Carme Forcadell se ha sumado a la "protesta" del resto de líderes independentistas procesados por la ausencia de un traductor en la sala. "Por razones jurídicas, políticas, económicas o sociales, el catalán siempre acaba siendo una lenga minoritaria y eso hace que sintamos que nuestros derechos lingüísticos son vulnerados. Sin embargo, no tengo ningún problema en hablar en español que es una lengua también de Cataluña". La ex presidenta del Parlament y ex presidenta de la ANC ha decidido responder a las preguntas de la Fiscalía y la Abogacía del Estado, pero no a las de la acusación particular que ejercer Vox. Dado que fue presidenta de la Asamblea Nacional Catalana entre 2012 y 2015, su interrogatorio ha arrancado con las preguntas de la fiscal Consuelo Madrigal al respecto a la actividad de la asociación hasta su llegada al Parlament. Forcadell ha reiterado, como hizo Jordi Sànchez, que el objetivo de la ANC "es conseguir la independencia de Cataluña de manera pacífica y democrática". Aunque Forcadell aprobó "como todos los socios" de la Asamblea la hoja de ruta soberanista, se ha desvinculado de su elaboración, explicando que de eso se encarga una comisión política. También se ha desmarcado de la elaboración del programa político de 'Junts Pel Sí' en las elecciones en las que culminó siendo designada presidenta del Parlament. "Yo no participé ni dirigí ninguna estrategia, me limité a cumplir mi cargo como presidenta del Parlament", ha defendido. El interrogatorio ha comenzado a adquirir un carácter y tono tenso a raíz del comienzo de las preguntas sobre la etapa de Forcadell como presidenta de la Cámara catalana. Madrigal le ha preguntado por su formación jurídica al ser nombrada presidenta de la Cámara, Forcadell ha respondido así: "Soy licenciada en Filosofía y en Ciencias de la Comunicación y tengo un máster en Filología catalana. No es necesario ser jurista para ser presidenta del Parlament". "No lo recuerdo", "no lo sé". Forcadell ha respondido así en varias ocasiones a las preguntas de Madrigal sobre la estrategia independentista, las reuniones de los líderes del procés y los pasos a seguir en el desafío catalán. Forcadell ha aseverado que "en ningún momento, ningún miembro de la Mesa del Parlament tenía en su mandato desoír al TC. Yo valoro al Tribunal Constitucional, pero creo que el tribunal se ha politizado en los últimos años y al juzgar determinados temas relacionados con Cataluña y las cuestiones territoriales, donde creo que el tribunal ha usado criterios políticos en lugar de jurídicos". Madrigal le ha preguntado si se considera que está por encima del Tribunal Constitucional. "No, yo no he dicho esto en ningún momento, respeto muchísimo al Tribunal Constitucional pero a veces también se equivoca". Aunque defiende que ningún miembro de la Mesa quiso desoír al Constitucional, ha alegado que tanto el Gobierno español, como la Fiscalía y el Tribunal Supremo "han desoído en alguna ocasión al Constitucional. Seguro que no pretendían desoírlo pero valoraban bienes superiores. Nosotros valorábamos los derechos fundamentales". "Lo que nos pedía el TC era convertir la Mesa en un órgano censor, cosa que vulnera la separación de poderes y los derechos de los diputados. La Mesa no se podía convertir en un Tribunal Constitucional porque teníamos que defender los derechos fundamentales", ha reiterado. Forcadell defiende el debate sobre la hoja de ruta independentista en el Parlament y sostiene que "no es potestad de la Mesa valorar la constitucionalidad de las tramitaciones parlamentarias ni entrar en su fondo. Sino, la Mesa limitaría y controlaría el debate parlamentario". Forcadell ha insistido en que "su actuación como presidenta de la Mesa estaba amparada por la inviolabilidad parlamentaria, esto es, el derecho de los diputados a no ser perseguidos penalmente por sus actos, discursos o votaciones en la Cámara". Sobre la aprobación de las leyes del referéndum y desconexión, Forcadell ha reconocido haber sido avisada de la ilegalidad por los letrados de la Cámara, pero ha asegurado que los letrados "tuvieron un exceso de celo", y que su informe "no era vinculante". Al igual que el resto de líderes independentistas, Forcadell ha defendido que "votar no es ningún delito", pero se ha desmarcado de la organización de la consulta, así como de las movilizaciones de los días 20 y 21 de septiembre. También ha rechazado el relato de la "violencia" y ha asegurado que nunca previó que hubiera episodios violentos. "El 1-O fue una jornada inolvidable para todos los que la vivimos. A pesar de la violencia policial, la gente se comportó pacíficamente", ha proclamado. En línea con los líderes soberanistas, Forcadell ha defendido que las resoluciones de rechazo al 155 y de petición de un proceso constituyente, "eran resoluciones políticas sin trascendencia jurídica", y ha negado su equivalencia con la declaración de independencia. "Los grupos pusieron la declaración política de la que me habla en el preámbulo y no se votó. En las propuestas de resolución es normal que haya un preámbulo y luego el texto de las propuestas de resolución. Estas dos propuestas se votaron, el preámbulo no se votó y esa era la declaración". + 0 comentarios
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