El Banco Central Europeo puso oficialmente ayer fin a su programa de compra de activos, pero prometió que seguirá apoyando la economía con estímulos en un momento en el que se está produciendo una inesperada desaceleración y una agitación política. La decisión había sido anticipada por el BCE y con ello cumple con la fecha prevista hace unos meses cuando redujo las compras mensuales a 15.000 millones de euros durante los meses de octubre a diciembre. No obstante, precisó que se tomará un tiempo antes de ajustar más la política monetaria ante la desaceleración del crecimiento, la amenaza de una guerra comercial, la perspectiva de un Brexit "duro" y tensiones presupuestarias en Italia y Francia. "Continuar con la confianza e incrementar la cautela". Esta fue la frase elegida por el presidente del BCE en su conferencia de prensa para describir la finalización de cuatro años de política de alivio cuantitativo por valor de 2,6 billones de euros. El presidente defendió la efectividad del programa de compra de activos y su contribución a que la zona euro saliera de la crisis financiera de 2007/08 y afirmó que durante parte de los cuatro últimos años "fue el único impulsor de su recuperación". Además el BCE ha señalado que pretende seguir reinvirtiendo en su totalidad los bonos adquiridos en el programa de compra de activos por un período extenso, superando incluso la fecha en que comience a elevar los tipos de interés y en cualquier caso por el tiempo que sea necesario.