Cualquier tiempo pasado no fue mejor. Ni siquiera los años borran el rastro de dolor que provocan ciertos hechos en nuestra memoria. Descubrirlo es siempre muy duro y nada de lo que pueda hacerse después desdibujará esas líneas de sufrimiento, amargura y de profunda aflicción. Este es el paisaje que dibuja la última obra del actor, director y dramaturgo argentino Mariano Rochman, ‘Animales heridos’, que estos días se representa en el reinventado Espacio Guindalera, después de una estancia artística de varias semanas en el legendario teatro de la calle Martínez Izquierdo de Madrid.
La función recae en los hombros de dos estupendos actores Marta Cuenca y Víctor Anciones. Mientras este sostiene únicamente el personaje del desnortado Román que, después de varios años de ausencia y un reciente y traumático divorcio, regresa a su ciudad y a su casa para volver a encontrarse allí con Cecilia, su hermanastra ,primero, y con varios personajes femeninos más (una antigua amante, su madre …), todos ellos interpretados por Marta Cuenca en un ejercicio que supera brillantemente con apenas unas leves trasformaciones en su cuerpo (una coleta, un chal, un pañuelo, un delantal…) para revestirse también del alma de cada uno de esos personajes, psicológicamente muy distintos entre sí. Y, además, y por si ese solo ejercicio no fuera suficiente, la historia se hace más compleja con algunos sueños que Román vive con tanta fuerza que se confunden con la misma realidad.
Drama psicológico, juego dramático y conflictos personales que viven todos esos personajes en varios espacios que ha llevado a cabo Juan Sebastián Domínguez en una tan sencilla como genial escenografía (la casa de los hermanastros, una pastelería, el interior de un coche…), que se configuran a partir de unas cuantas cajas apiladas en el escenario (eso sí, llenas de recuerdos, de objetos llenos de significado…), que lo mismo sirven de asiento, mesa, estantería, salón, mostrador o despacho con unos leves movimientos de los propios actores en los momentos de transición entre escena y escena, apoyados, además, por unas cuantas baladas intimistas con arreglos de jazz que sincronizan perfectamente con el estado de ánimo de los personajes. Rochman que, además de la dramaturgia y la música, dirige también la propuesta, es muy cuidadoso con todos los detalles del montaje que va creciendo por momentos en intensidad e interés hasta descubrir finalmente el origen de ese conflicto personal entre los hermanastros, pero también las derivadas del mismo que han dejado marcados indefectiblemente y durante diez años a los demás.
Después de una década de ausencia, el hijo pródigo, Román, regresa a casa; al entrar en ella se queda parado en el hall y, a distancia, Cecilia le dice conmovida “¡Joder, no te quedes ahí parado… Dame un abrazo!”. Tras unos segundos de tensa perplejidad, los dos personajes se funden en ese abrazo que Román deshace diciendo “Gracias por recibirme aquí!”. El hogar, dulce hogar, que todos creemos llevar incorporado en la mochila del recuerdo no siempre es liviano y llevadero, como finalmente puede verse en la experiencia vital de estos ‘Animales heridos’ que, en varias ocasiones a lo largo del montaje, llegan a decir que “¡Ojalá tengamos el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos!”.
Todo discurre de forma pausada, serena, incluso apacible, pero el peso del dolor, del amor, del desamor, de los recuerdos, de los sueños, las ambiciones, las frustraciones y el tiempo modelan a las personas que, sin embargo, vuelven a desmadejarse, a abrir en canal sus viejas heridas emocionales, cuando se topan, de repente, con el conflicto que marcó sus existencias hasta un punto que ni siquiera fueron capaces de imaginar. La interesantísima propuesta de Rochman, escrita durante dos años y que -según confiesa el autor- sin ser autobiográfica, tiene también toques personales en ella, no defraudará a los numerosos seguidores que ya forjó, ya sea como actor, director o dramaturgo, con Sed, Las hermanas Rivas, Sin anestesia, Creo en Elvis o Miserias domésticas.
‘Animales heridos’‘
Dramaturgia, Dirección y Música: Mariano Rochman
Interpretación: Marta Cuenca y Víctor Anciones
Escenografía: Juan Sebastián Domínguez
Vestuario: Guadalupe Valero
Iluminación: Luz ET
Fotografía: Life Triumph y Raquel Rodríguez
Operación Técnica: Raquel Rodríguez
Diseño gráfico: José Gonçalo Pais
Producción: Doble Sentido Producciones
Distribución: Mara Bonilla Distribución
Espacio Guindalera, Madrid
9, 10 y 11 de Febrero (a partir del 15 de febrero de 2018, en el Teatro Lara)