El fútbol es un estado de ánimo, cual profetiza Valdano. Y lleva razón. En Vigo se enfrentaban dos equipos diametralmente opuestos en tal aspecto: un Madrid lanzado hacia los dos títulos que tiene al alcance de la mano (los pies, mejor), con una magnífica racha de buen juego y goles, y un Celta justo de moral y fuerzas tras haberse metido en semifinales de Copa, donde eliminó a los blancos, y de la Liga Europa, cayendo enambas competiciones.
Los de Berizzo lo intentaron, pero nunca fueron rivales para un Madrid que, por medio de Ronaldo, abrió pronto el marcador (minuto 9) siendo dominador claro durante la primera parte. Y en la segunda, de nuevo el portugués hacía diana muy pronto (minuto 48), y aunque el Celta por medio de Guidetti se acercó poco después (minuto 68), de inmediato respondió Benzema y redondeó en el último suspiro Kroos.
Con lo cual, los blancos recuperan el liderato, con tres puntos de ventaja sobre el Barça y, en el caso de que los de Luis Enrique derroten el domingo al Eibar en el Camp Nou, les bastará con un empate ante el Málaga de Míchel para cantar el alirón. El Madrid (casi) certificó el título en Vigo este miércoles.