(Análisis de la consultora Omega IGF para Diariocrítico)
Si a los economistas nos corresponde emitir un juicio sobre las consecuencias de decisiones políticas desde la orilla que nos es propia, la conclusión es fácil, la derrota del REMAIN en Reino Unido es el triunfo de una estupidez. Pocas veces algo estuvo más claro en términos económicos. Ahora hay que hacer frente a las consecuencias que en su germen lleva el entusiasmo de personajes tan poco recomendables como Putin, Le Pen, Farage, Trump..., pero aun peor, de demagogos como el ex alcalde de Londres, que hace solo seis meses era un manifiesto eurofilo y que ahora aparece como el líder victorioso del Partido Conservador. Los alemanes y su política falsa de puertas abiertas a la inmigración tienen mucho que ver en el triunfo de los demagogos, de modo que ahora tampoco podrán decir que esto no es asunto suyo. Europa recibe hoy un golpe muy serio en su arquitectura y ahora vendrán las reacciones en cadena que es donde realmente radicarán los daños. Estamos ante el primer impacto serio del triunfo de la demagogia, de modo que al asombro por el resultado seguirá el balance de una Europa que pierde relevancia internacional, peso político, económico, militar y donde el único contrapeso al enorme poder del bloque alemán, desaparece. Esto es muy probable que habrá tensiones en el bloque y en el balance los países del sur de Europa tienen más que perder. Lo que ha ocurrido hoy es un golpe enorme para el euro en su concepción original de mayor dimensión a medio plazo que la amenaza del abandono griego, sencillamente porque el euro es el resultado de un equilibrio que con el abandono británico se ve alterado.