A bombo y platillo, estos días el Gobierno, sobre todo su ala económica, ha estado prometiendo para este jueves unos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) auténticamente positivos y que resumen bien el último año de gestión de los de Rajoy en cuanto a creación de empleo y reducción, por tanto, de paro. Pero esas cifras no tienen mucho de positivo si las analizamos con perspectiva...
El propio presidente en funciones, Mariano Rajoy, dijo ayer con entusiasmo que espera datos "positivos" de la EPA del cuarto trimestre de 2015 que se publica esta mañana de jueves, después de los buenos resultados que ofrecieron las afiliaciones a la Seguridad Social.
En declaraciones en el programa de Ana Rosa Quintana de Telecinco, Rajoy subrayaba que la reforma laboral aprobada por su Gobierno en 2012 impulsó la creación de casi 600.000 empleos en 2015. Lo que no comenta es que esos datos dejarán finalmente un balance de empleo y paro en toda su legislatura prácticamente nulo, ya que casi dejará las cifras que encontró en 2011 cuando recibió el Ejecutivo de manos del equipo saliente de Zapatero.
En concreto, Rajoy, tras este buen 2015, acabará la legislatura con 328.851 parados menos que cuando llegó al cargo, una buena bajada, pero insuficiente como pretende esta campaña de 'festividad' del empleo. Además, la OIT ya avanzó que en España apenas se creará empleo en este 2016 y tampoco en 2017 pese a las previsiones de crecimiento del PIB.
Rajoy defiende a ultranza su reforma laboral, asegurando que ha sido "de las más elogiadas" fuera de España y por las instituciones europeas, y ha mostrado cierta resistencia a que la modificación de la misma forme parte de un posible pacto de Gobierno con el PSOE. Omite que Bruselas le pide, eso sí, más sangre, que no suavizarla, algo que sí prometen PSOE y Podemos en sus programas.
"Me gustaría que nadie diera marcha atrás (en esta reforma). A lo mejor ellos (PSOE) pueden ceder en eso y yo en otra cosa", ha manifestado el jefe del Ejecutivo en funciones. Rajoy ha asegurado que "le dolería" que el nuevo Gobierno revirtiera reformas que han permitido a España "levantar cabeza", refiriéndose especialmente a la reforma laboral.