lunes 13 de abril de 2015, 10:51h
La
falta de sentido del ridículo, que caracteriza a esa iniciativa parapolítica
titulada "Podemos", es la única explicación de que hayan decidido denominar a
su oficina electoral "Comando Central Electoral". Anteriormente la palabra
"comando" se refería a una unidad de mando militar o, en sentido más elástico,
al grupo escogido y encargado de una misión peligrosa, formado por individuos
de especiales facultades para la lucha y para la infiltración en territorio
enemigo. Después, en un proceso degenerativo del lenguaje, algunos medios
aceptaron llamar "comandos" a ciertos tríos terroristas, como eran las fracasadas
células de ETA, que solo eran equipos de verdugos y hoy solo son presidiarios o
ex presidiarios. Pero, hasta ahora, a nadie se le había ocurrido la infeliz idea
de titular como "comando" a una oficinita coordinada por Dª Carolina Bescansa,
de los Bescansa de Santiago de toda la vida.
Es
de suponer que este hasta ahora pacífico comando de Dª Carolina Bescansa tendrá
bastante trabajo con buscar, en los más de ocho mil municipios de España, al
verso suelto de cada lugar, dispuesto a reclamar el voto a los resentidos o
rencorosos que prefieran lo caótico a lo factible. En tiempos muy lejanos, en
1913, el fino humorista y excelente escritor "Wenceslao Fernández Flórez
comentaba, irónicamente, que en el periódico "El Liberal" se había publicado un
curioso anuncio por palabras que decía literalmente: "Joven ducho en asuntos de
luchas políticas se ofrece para instruir partido en pueblo u otro sitio".
Fernández Flórez apostillaba: "La nueva profesión que establece el ingenio de
ese anunciante no deja de tener su aspecto social importante y hasta tiene su
actualidad en estos tiempos de desmoralización política". Quizá, también, tenga su razón de ser
en nuestros días y, quizá, haya "jóvenes duchos en asuntos de luchas políticas"
dispuestos a ofrecer sus servicios al "Comando Central Electoral" de Dª.
Carolina Bescansa.
El
problema contra el que debe luchar el comando de Dª. Carolina es que, tras el
caos creado en este país llamado España por los "comandos" de los años 30 del
pasado siglo, los ciudadanos decidieron mantener la estabilidad del Estado
dentro de la legalidad, con el sistema de reformas "de ley a ley" y sin "asaltos
al cielo". Para ello, el pueblo español respaldó una operación que demostró al
mundo como, según otro humorista más actual, "los españoles no solo éramos
capaces de hacer una transición política, sino que además no se acaba nunca".
En
ese "no se acaba nunca" está el secreto del reformismo de ayer y del reformismo
de mañana, la Transición no fue un capítulo cerrado en sí mismo sino una
trayectoria abierta de convivencia que admite todas las opciones de cambio,
menos la vuelta atrás. Ni España, ni Europa, van a aceptar nunca regresar a la
época de los "comandos". Las fórmulas populistas de intransigencia, las
propuestas de oscura financiación económica, las concentraciones de plazuela,
la falta de profesionalidad en la administración pública, las utopías de
profesores aburridos y de agitadores desocupados, no van a sustituir a la
política realista, por muchos rotos y manchas que ensucien una túnica que, aún
lavada y remendada, abriga más a los españoles que la camisa remangada de Pablo
Iglesias.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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