Charo López, nuestra Charo, es uno de los mitos vivos
de nuestro cine y nuestro teatro. Y ahora va y se atreve ni más ni menos que
con 'La Celestina'. Esta mujer es
imprevisible, valiente y arriesga
siempre. Por eso es una artista reconocida por todos. Unas veces
acierta, otras -las menos- yerra, pero arriesgar, siempre. Repasaba poco después de ver estos 'Ojos
de agua' que ahora la ha llevado al
Teatro Español (Sala Margarita Xirgu, la pequeña), y conté decenas de películas
y series importantes de televisión en su haber. ¡Impresionante! Y con títulos tan memorables como 'Los gozos y las sombras', dirigida por Rafael Moreno Alba (1981); 'La Colmena',
de Mario Camus (1982); 'Secretos del corazón', la inolvidable
película de Montxo Armendáriz (1996) o 'El
rey gitano', dirigida por Juanma Bajo Ulloa (2014), que por sí solas ya justificarían
una carrera de más de 40 años sobre platós y escenarios a uno y otro lado del
Atlántico.
Pero ahora, va la López y en 'Ojos de agua' se mete en la piel de La Celestina, uno de los
personajes universales que ha dado nuestra literatura. Lo hace a través de un monólogo
basado en la obra de Fernando de Rojas
y, por supuesto, no está sola en esta aventura
porque la recorre junto a dos de los miembros de la compañía Ron Lalá: Yayo
Cáceres (dirección) y Álvaro Tato (dramaturgia). Y, además, la acompañan
también en escena Fran García (Espíritu de Pármeno y
voz) y Antonio Trapote (Músico).
Partiendo de diversos fragmentos de 'La Celestina', la bruja, yaentrada en años, desgrana frente al
público -que,en realidad, son las
monjas de un convento en donde la vieja prostituta
pasa sus últimos días de vida-, sus descarnados y descarados puntos de vista
frente a los prejuicios de su época, que estaban llenos de machismo, tabúes de
orden religioso y moral, muchos de los cuales se mantienen aún más de
cuatro siglos después. Celestina, profundamente humana, sabe que hay
debilidades en los hombres y mujeres de todo tiempo y lugar que están
relacionados con los llamados siete pecados capitales (soberbia, avaricia, ira,
gula, lujuria, envidia y pereza), de los que no están libres ni reyes, ni
villanos.
El huerto, la cocina y el telar del monasterio de Nuestra Señora de la Consolación, en donde las monjas de clausura han admitido que Celestina pase sus últimos momentos, son los
espacios en donde discurren las memorias
y las consideraciones de la vieja alcahueta y gran conocedora de las
debilidades humanas, que maneja a su antojo y beneficio.
Por allí desfilan, en forma de recuerdos, los amores
de Calisto y Melibea; las confabulaciones, las intrigas y los planes de
Sempronio y Pármeno, los criados; los afanes y la obstinación de Elicia y
Areúsa, y el dolor de Pleberio...
La escenografía del montaje es de Carolina González;
el diseño de iluminación de Miguel Ángel Camacho; la música de Yayo Cáceres y
el diseño de vestuario corresponde a Tatiana de Sarabia (Premio Ceres 2014).
Todos ellos han trabajado al servicio de una actriz
estupenda, Charo López, que después de haber rebasado ya sus siete primeros
decenios, se muestra como una Celestina astuta, inteligente, ágil, desinhibida,
fresca, retadora y cercana a la vez en el escenario. Siguen impresionando sus
ojos tan grandes como profundos, y su
boca llena de sensualidad que dibuja una de las sonrisas más seductoras de la escena española. Una
verdadera delicia ver y escuchar a esta
mujer que tanto y tanto ha dado al teatro y al cine español.
'Ojos de agua', en la Sala pequeña del
Teatro Español
Versión libre
de La Celestina deÁlvaro Tato
que dirige Yayo Cáceres.
Interpretada por Charo López
Hasta
el 26 de abril.
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