Al
crear una empresa, uno de los aspectos más importantes para
conseguir que triunfe es, sin duda, el marketing. El marketing es el
que nos permite definir a nuestro público objetivo, conocerlo,
diseñar nuestra imagen corporativa, elegir el precio más adecuado
para él, los canales de distribución y un sinfín de variables más.
En
el siglo XXI, que muchos llaman el siglo de la neurociencia,
marketing y neurociencia se han unido y han dado lugar a una nueva
rama del marketing: el neuromarketing. El neuromarketing es
sencillamente marketing, pero con el plus de distintas técnicas
neurocientíficas que permiten analizar la atención,
la memoria y la emoción de los consumidores.
Con
este triplete de variables (atención, memoria y emoción), podemos
medir cuestiones que con el marketing convencional sólo
podíamos deducir o intuir. ¿Cuánta atención presta el
público a nuestros mensajes? ¿Cómo conseguir que nos recuerde
mejor? ¿Qué emociones se despiertan en él al
experimentar nuestro producto o servicio? Sin duda, un verdadero
arsenal en la investigación de mercados y en la monitorización de
resultados.
Sin
embargo, los empresarios y empresarias debéis tener cuidado con ese
número creciente de empresas "dedicadas" al neuromarketing. Os
pueden prometer planes de neuromarketing con gran fiabilidad que os
ayudarán a conocer a vuestro
target y a descubrir la mejor
forma de diseñar la comunicación hacia él. Para ello, utilizan
distintos sistemas de medición que en
Inteligencia
Divergente, como expertos en neurociencias, no tenemos más
remedio que cuestionar.
Por
ejemplo, ¿has oído hablar de los
eye trackers? Son
unos instrumentos que permiten registrar el movimiento del ojo de una
persona y así saber dónde ha mirado y cuánto tiempo ha estado
mirando allí. Sin duda, son una herramienta magnífica para medir,
por ejemplo, los golpes de vista que necesita una persona para
abarcar una línea de texto, conocer su capacidad de visión
central periférica y así mejorar su
lectura
rápida. Sin embargo, si los metemos en el campo del
neuromarketing, los
eye trackers se convierten en
un sistema que roza el límite de la fiabilidad y de
la ética empresarial.
¿Por
qué de la fiabilidad? Porque que una persona mire a un punto no
quiere decir que le esté prestando atención ni, por
tanto, que vaya a recordar lo que ha visto. ¿Cuántas
veces has tenido que volver atrás al leer algo porque la cabeza se
te había ido a otra parte, aunque tus ojos seguían avanzando? Esta
desconcentración tiene todavía más probabilidades de ocurrir en un
entorno de investigación de mercado.
Imagínatelo:
te llevan a un cuarto, te ponen delante de un ordenador y te piden
que mires una serie de anuncios, esperando que los recorras con la
mirada exactamente igual que lo harías cuando te los encuentras por
la calle o en una revista. O bien te ponen unas gafas y te piden que
recorras una tienda para "saber" cómo la inspeccionarías en
una visita rutinaria.
¿Hay
algo más forzado y que reproduzca menos fielmente la realidad, en la
que el público se ve bombardeado por cientos de estímulos que
captan constantemente su atención? En esos casos están
presuponiendo que el público va a dedicar el 100% de su atención a
su anuncio o a su tienda. ¿Y en serio alguien cree que una persona
va a dejar de prestar atención a las gafas que lleva puestas, algo
innovador y alucinante, para prestársela a los anuncios y productos
que tiene delante y a los que puede acceder en cualquier otro
momento?
No
estamos diciendo nada extraño. Hay otros expertos y empresas de
neuromarketing que sí saben cómo funciona esto y que
opinan
lo mismo que nosotros.
¿Y
por qué decimos que el
eye tracking roza también
el límite de la ética? Porque las empresas que venden
investigaciones de mercado basadas en instrumentos como los
eye
trackers lo hacen a sabiendas de esta poca fiabilidad. O
eso, o bien no tienen ni idea de ello... lo cual es todavía más
preocupante.
Al
igual que los
eye trackers,
hay otros instrumentos de escasa fiabilidad como los sistemas de
reconocimiento facial que utilizan estas empresas para detectar
emociones. También presentan lagunas si tenemos en cuenta
cómo
funcionan la atención y la concentración en el cerebro
humano.
Si
te interesa conocer las aplicaciones verdaderamente fiables del
neuromarketing y cuáles son los instrumentos que las empresas de
neuromarketing utilizan y que no garantizan ninguna fiabilidad, es
probable que quieras realizar
este
curso de neuromarketing.
En
Inteligencia Divergente somos primero neurociencia y
después marketing, y no al revés. Por eso estamos en las
mejores condiciones de conocer lo que hay detrás de estos sistemas
de neuromarketing nada fiables.
Esto
no quiere decir que estemos contra el neuromarketing. ¡En absoluto!
Nos parece un avance increíble, pero siempre y cuando se sepa cómo
funciona de verdad.
Neuromarketing
sí, pero con ética y con una base neurocientífica sólida.
Francisco
Lorenzo
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