Las dos metas electorales
miércoles 21 de enero de 2015, 12:07h
Lloverán las encuestas en estos cuatro meses. Los dos
grandes partidos que han gobernado en democracia se mantendrán entre el 20 y el
30 por ciento del electorado. Se acusaran de todo y en todos los ámbitos
electorales. Y miraran a derecha e izquierda para ver por donde les llegan los
disparos de adversarios y enemigos, y para descubrir cualquier rincón de votos
que puedan llevar a su favor en las urnas de mayo. Sus "jefes"
quieren ganar, deben ganar para mantenerse como referencia entre los suyos,
pero sus situaciones son radicalmente distintas.
Mariano Rajoy mira y analiza la abstención. Pedro Sánchez
mira a Podemos. Al PP le abandonaron sus votantes, que decidieron quedarse en
casa. Al PSOE le abandonaron los suyos para irse a votar a Pablo Iglesias. El presidente
los gobierno lo tiene más fácil que el por ahora líder de la oposición. El
primero ya ha puesto en marcha la estrategia de recuperación de los
desencantados y enfadados por su gestión de los últimos tres años: llamar al
ala dura del partido encabezada por José María Aznar, endurecer la política
antiterrorista con detenciones de abogados y etarras excarcelados, y apoyarse
en los datos macroeconómicos para insistir una y mil veces en la recuperación y
en la salida de la crisis. El segundo navega perdido entre Washington y
Sevilla, entre atacar al PP y atacar a Podemos, entre defenderse de los suyos y
recuperar los millones de votos perdidos por los que le precedieron, entre
mantenerse en el centro del escenario político o escorarse hacia la izquierda.
Si el primero sale mal de las elecciones autonómicas y
municipales podrá recurrir a la generales de finales de año. Si el segundo sale
mal de esos comicios tendrá muy difícil mantenerse en el puesto de secretario
general y más difícil aún ser el cabeza electoral del socialismo. En lo que
coinciden ambos y sus formaciones es en que, perdidas las mayorías absolutas,
la gobernabilidad de autonomías y ayuntamientos será mucho más complicada y que
ese fenómeno sólo puede beneficiar a los recién llegados y, por extraño rebote,
a las fuerzas nacionalistas de Cataluña y País Vasco.
A Mariano Rajoy recuperar a José María Aznar le viene
bien aunque le duela. El expresidente se mantiene como referencia entre muchos
de los suyos, al igual que le pasa a Esperanza Aguirre en Madrid. Y entre los
dos pueden aportar un precioso millón de votos en las urnas. A Pedro Sánchez,
sus mayores, desde Felipe González al desaparecido Alfonso Guerra pasando por
José Luís Rodriguez Zapatero, Manuel Chaves, Alfredo Pérez Rubalcaba y José
Bono, no le aportan lo mismo y en algunos casos hasta le perjudican. Las viejas
guardias no cumplen el mismo papel.
En el PP tienen otra ventaja sobre el PSOE: del centro
hacia la derecha solo compiten con dos fuerzas nacionalistas, CiU y PNV y una
casi recién llegada que tendrá que demostrar su empuje fuera de Cataluña como
es Ciudadanos de Albert Rivera. Por el contrario, del centro hacia la izquierda
aparecen UPyD, Izquierda Unida, Podemos y Ganemos, sin contar con Sortu en
Euskadi, el BNG en Galicia y la potente Esquerra Republicana en Cataluña. Una
gran sopa de letras para la mitad del electorado.
Puede que los españoles que vayan a votar el 24 de mayo
estén hartos del juego y voten a la contra y por emotividad más que por
raciocinio, que digan basta a la actual situación sin importarles lo que pase
al día siguiente, que hagan una enmienda a la totalidad y prefieran romper con
la estabilidad del sistema. Y puede que los que no vayan a votar y se queden en
casa decidan con su no voto la composición de muchos gobiernos en autonomías y
municipios. Va a ser un buen termómetro para medir la salud democrática de
nuestro país y la confianza que tenemos en las instituciones.
Por último y para añadirle mas picante a este año tan
electoral, al anuncio de los comicios en Cataluña para septiembre puede que se
sumen los de Andalucía en marzo. Y no es de esperar que Urkullu o Núñez Feijóo sigan a Más o Susana Díaz en ese
camino. A todos nosotros, los españoles, nos va a venir muy bien mirar,
observar, analizar y sacar conclusiones de lo que a finales de este mes de enero va a ocurrir en Grecia.
Con todas las diferencias de país y situación económica que se quiera.