Victoria y las 'fugas' del sistema
martes 20 de enero de 2015, 11:43h
Me gustaría hablar de política, pero tengo que hablar una vez más de
corrupción. Mi intención es proponer soluciones para que mi país funcione, sin
recortar, precisamente, en lo que hace que los países funcionen, pero todavía
no puedo: la realidad de quienes nos gobiernan no me deja.
Estoy en política para priorizar lo que es importante, para que 2.000
profesores no se tengan que ir a la calle, porque sé que recortar en educación
es pan para hoy y hambre para mañana; para corregir cifras tan intolerables
como las de nuestra tasa de pobreza infantil, que casi llega al 20%; para que
una sociedad solidaria como la nuestra, siempre a la cabeza en trasplantes, no
tenga que padecer la vergüenza de que los responsables de su Sanidad se nieguen
a hacer frente al pago de los medicamentos en hepatitis C, la vergüenza de que
el presupuesto reservado para apoyar a las familias más necesitadas se haya
reducido un 50% desde 2011 o la vergüenza de que haya desaparecido
prácticamente la gratuidad de los comedores escolares (¡incluso los hogares que
sobreviven con los 375 € de la Renta Mínima de Inserción deben pagar el menú!);
para evitar la alarmante destrucción del tejido industrial; para que las
políticas de empleo activo sean útiles para los parados y no para quienes
gestionan, con tan poco éxito, su incorporación al trabajo...
En fin, me gustaría transmitir a los ciudadanos la esperanza de que las
cosas se pueden hacer mejor, mucho mejor, y que para eso está la política, en
la aceptación más noble del término. Pero la noticia del día nos obliga a
tratar un tema prepolítico: la corrupción. Hoy toca hablar de la implicación en
la trama Púnica de Salvador Victoria, número dos, y hombre de confianza, del
actual presidente de la Comunidad de Madrid. Salvador Victoria es conocido
desde hace tiempo en los circuitos del PP madrileño como un «conseguidor» y
debemos felicitarnos de que ahora también sea conocido en los circuitos
policiales y judiciales. Entre los detalles de su gestión que están saliendo a
la luz, además del tupido tejido clientelar que lo rodea -el señor Victoria ha
combatido el paro con enorme eficiencia entre amigos y familiares-, llama la
atención el uso espurio asignado a la empresa pública ICM, nacida para proveer
a la administración autonómica de nuevas tecnologías, y al Canal de Isabel II.
Aclararé lo de «uso espurio»: quiero decir que, por lo que se está
descubriendo, ha convertido estas instituciones en instrumentos para financiar
al PP y lucrarse personalmente.
Como iba diciendo, me gustaría hablar de política, demostrar que es
posible gestionar los recursos públicos de tal forma que reduciendo el gasto se
puedan acrecentar los buenos resultados. Pero para ello hay primero que cambiar
las cañerías: con tantas «fugas» en el sistema el agua nunca llega a donde
debería.
Ramón Marcos, candidato de UPyD a la presidencia de la Comunidad de
Madrid