La ofensiva de Mariano Rajoy
martes 09 de diciembre de 2014, 11:46h
El presidente del gobierno tiene cinco meses para
recuperar una parte de esos veinte puntos de caída electoral que le anuncian a
su partido en todas las encuestas. Sobrepasado el PP por el PSOE de Pedro
Sanchez y por el Podemos de Pablo Iglesias, al gallego Rajoy ha puesto en
marcha la maquinaria electoral con sus primeros grandes mítines de campaña en
Méjico, aprovechando la Cumbre Iberoamericana en la que se ha estrenado como monarca Felipe VI. En ese
tiempo y en lo que restaría hasta finales del año 2015 tendrá que madurar sus
posibles alianzas con otras fuerzas, y lo mas seguro es que se encuentre con
que su mejor compañero de baile es el Partido Socialista.
Mientras los sondeos le vuelven la espalda y la
microeconomía no arranca en la creación de puestos de trabajo, la macro, la de
las grandes cifras le empieza a sonreír, al igual que lo hacen los mismos gurús
que hace unos meses nos sentenciaban. Dice Rajoy y dice su ministro de Economía
que el año que nos viene encima vamos a crecer por encima del dos por ciento, y
eso se lo ratifican desde la OCDE y seguro que se lo confirman desde el FMI e
incluso desde el Banco Central Europeo, lo cual no quita que se nos exija a los
españoles nuevos y mantenidos sacrificios para que no nos olvidemos que nos
tienen vigilados.
El Partido Popular tiene en la economía su única baza
para mantenerse en el poder. Es posible que en mayo, en los comicios
autonómicos y municipales, pierda una gran parte de lo conseguido en el 2011,
pero su presidente cuenta con otros seis meses mas para demostrar a los
españoles que sus recetas eran acertadas y que después de muchos sacrificios
las familias pueden volver a tener un trabajo - peor que el anterior y peor
pagado, eso sí - y un futuro. Tal vez así
y aprovechando la evidente fragmentación de la izquierda pueda volver a
ganar, pero lo que es seguro es que en el mejor de los casos tendrá que pensar
en socios de gobierno o de Legislatura. Y ahí comienzan las dificultades y las
decisiones sobre alianzas.
Si descartamos a los socorridos nacionalistas de CiU y a
los estancados compañeros de viaje de UPyD, tendremos que la única alianza
posible de gobierno para Mariano Rajoy tendrá la cara y los apellidos de Pedro
Sanchez, que se está consolidando al frente del PSOE y que seguirá haciéndolo a
partir de mayo por la segura recuperación de una parte de su electorado.
Claro que a Sanchez le ocurre exactamente lo mismo: si
fuera la primera o la segunda fuerza en las elecciones generales, tendrá que
pactar y más lejos que el PP está aún Podemos o Izquierda Unida. El líder de
los socialistas y el presidente de los populares están condenados a entenderse
y hasta alumbrar de una vez por todas la reclamada alianza de gobierno que
tranquilice a los grandes empresarios y financieros y a los poderes
económicos y políticos de de dentro y
fuera de nuestro país.
El gran adversario a batir tanto para el PP como para el
PSOE es la formación de Pablo Iglesias que puede que mantenga su espectacular
crecimiento hasta el 24 de mayo, pero que es muy difícil por no decir que
imposible que supere el 20 por ciento del voto nacional. Si se queda en esa
cifra y contando con que tanto los populares como los socialistas recibirán una
" base" de seguidores que no va a bajar del 25 por ciento en las
peores circunstancias, nos encontraríamos con tres grandes partidos dominando
el panorama nacional, roto el bipartidismo, si, pero con uno de los tres mirado
con enorme recelo por los otros dos. Esa realidad que los profesores de la
Universidad Complutense que dirigen Podemos la tienen muy presente es la que
les ha llevado a moderar su discurso y presentarse con fórmulas de la
socialdemocracia más clásica, teñida de una dosis justas de populismo.
El único camino hacia el poder de la sorprendente y
vigorosa formación de los a iglesias, Monedero, Errejón y compañía seria el de
conseguir colocarse como primera fuerza en las urnas, para lo que tendrían que
arriesgarse a gobernar en alguna autonomía y en muchos ayuntamientos a partir
del mes de junio, algo que les asusta y para lo que no están preparados pues
para ello se necesitan infraestructuras internas en el partido y candidatos
idóneos en toda España. Y si consiguieran ese sueño de ser los primeros, al día
siguiente verían como los actuales grandes se unían para gobernar ya que
ninguno de los dos se sumaría a su proyecto.