Que en dos
años han destrozado lo destrozable, es así. Hoy mismo me decía una amiga que va
a ser difícil reconstruir en el erial. Y yo, que soy una optimista, obviamente
por no suficientemente bien informada aunque no por no bastante machacada, le
decía que.... Bueno. Que habría que hacerlo.
Lo que pasa
en la vida cultural española, y salvo unas pocas canonjías a las que
curiosamente nadie pone nombrecitos -tipo "los de la ceja"-, pero que viven con
exclusividad estricta- es que se han cargado las formas de articulación social.
Si, las estructuras que permiten pasar del sálvese el que pueda al funcionemos
con coherencia y sentido de país.
El trabajo
cultural en España, si siempre fue de difícil subsistencia, en los tres últimos
años, es casi heroico, por amor al arte, por las puras ganas de seguir
manteniendo la cosa. Las diversas instituciones -desde las Casas a los Ateneos
o los Institutos- funcionan gracias a la aportación gratuita de los
trabajadores culturales que les damos los contenidos, porque no tienen dinero
más que para sus purititos sueldos y....vaya, la luz. Claro que hay actividad, claro que tenemos
actividad. Sin parar. Pero gratis. (Que a ver cómo se lo cuento yo a los del
supermercado!)
Y con todo,
alegres de que sigan existiendo. Malamente, que lo sabemos. Porque las
entidades de gestión colectiva, que son independientes del poder pero que
dependen en cierta medida de lo público -ay, los tiempos en que se creía en la
excepcionalidad cultural- están siendo puestas a las patas de los caballos.... Y
a pique de cerrar. Por ejemplo, Cedro, por ejemplo, ARCE, por ejemplo VEGAP.
Mira, no sigo.
Sorprendentemente,
proliferan iniciativas privadísimas, también sin parar. Y hoy quiero saludar a
dos de ellas, del mundo de los libros. En provincias, donde el tema es todavía
más agudo, si cabe. La primera, la aparición de la Editorial Septentrión, bajo el mando
de Carlos Alcorta, que no va solo
sino muy bien acompañado. Es una aventura editorial que arranca con la
recuperación del poeta Miguel Angel
Argumosa. Con su nombre, el Ateneo
de Santander hizo un premio de poesía que duró lo que duró.... Alcorta es un animador cultural de
primera fila. Para los lectores de poesía, les paso el link de Con tu piedra, una estupenda antología
de poetas cántabros del XX y el XXI, legible en la red (gratis, claro) aunque
no será lo mismo en papel: http://www.medioambientecantabria.es/documentos_contenidos/61795_1.contu.pdf
La abre él,
y alfabéticamente, le sigue mi amigo Manuel
Arce. Se encontrarán poemas y poetas de distintas estétics y diferentes
generaciones. Como son muchos, no voy a nombrar a ninguno más, aunque hay tantos
amigos.....
Y lo mismo haré
con La Galla Ciencia, revista de
poesía coordinada por Noelia Illán
Conesa, cuyo número DOS, que he tenido el placer de prologar, se presentará
en Madrid, el próximo 15 de Noviembre, en la librería Arrebato. La revista, que
se hace en Murcia, llega a Madrid en el medio justo de una gira como de rockeros!!!!
Toda España, de punta a cabo! Bien impresa, bien diseñada, bien de contenidos,
bien de poetas.... Les paso la web, que también es gratis: www.lagallaciencia.com/
En algún
momento, le digo a mi amiga, habrá que analizar lo que nos ha pasado y lo que nos
está pasando. Este florecer de mil flores literarias y artísticas en general,
esa agenda terrible de actividad, y esos cambios nada sutiles, incluso de
horarios: por ejemplo, el cambio de papel de las librerías, que ahora son
auténticos centros culturales..... en medio de una penuria generalizada en el
sector. Ya digo: menos unos pocos. ¿Será que la cultura vuelve a ser una
especie de trinchera, la primera que se sale de lo de "la economía, imbécil"?
¿Tiene algo qué ver el que dos premios nacionales hayan renunciado a recibirlo,
aprovechando para hacer severas críticas al gobierno? Así ha sido: Colita, al de fotografía, y Jordi Savall, al de música, sin olvidar
a Javier Marías, que renunció al de
narrativa en 2012.
Bueno.
Muchas cosas están cambiando en este país. Estamos, sin duda, en el purgatorio,
pero en algún momento, quizá, a lo mejor, seguramente....
No quiero
dejar pasar esta columna sin felicitar al excelente novelista y excelente
traductor Mariano Antolín Rato, que
ha ganado el de traducción. Y que no tiene por qué renunciar a él. Después de
todo, estos son meros administradores. Temporales. Y esta sociedad tiene mucho
qué agradecer a Mariano. Pues que lo disfrute, y que invite a unos gintonics!