51 razones + para votar a Podemos

El PP que soñara Aznar, más parecido al GOP yanqui que al CDU alemán, no podía fructificar en el tiempo porque al cóctel le falta un ingrediente básico: la moral protestante. Hoy, como prueba, la corrupción está matando lo que fuera una buena idea: crear una derecha moderna en España.
 
La falta de compromiso con la ética es un buen lubricante para que se produzca corrupción entre los políticos, especialmente cuando los corruptores son tantos y con tantos recursos y a quienes, sorprendentemente, nunca les pasa nada, acaso porque en el ADN ideológico del PP está la consideración de que los empresarios son "de los nuestros" con lo que el compadreo está servido.
 
Los millones de votantes que elevaron a Rajoy al gobierno lo hicieron de buena fe, convencidos de que iba a hacer lo que prometió y que al otro lado solamente estaba Rubalcaba, copartícipe del gobierno que "nos hundió en la crisis". Ahora, cuando es claro que el gobierno nunca tuvo intención de implementar lo prometido, los votantes cautivos del PP se escudan tras un "son todos iguales" cuando la verdad es que solo son iguales los del PPSOE. Como dice El Roto, la honestidad consiste en que no te pillen.
 
Podemos no ha sabido conectar con el sentimiento mayoritario y canalizarlo pro domo sua como cacarean PP y PSOE; Podemos se coció a fuego lento durante años en el cabreo sordo de quienes vemos que "no hay pan pa' tanto chorizo" y en el análisis elemental de que el ladrón no puede ser también y al mismo tiempo el guardián.
 
En estos días estamos viendo un desfile interminable de personalidades de todo jaez ante las cámaras y la Guardia Civil, personas de los dos partidos principales que han estado esquilmando los recursos públicos de forma sistemática y creciente: no se mueve una hoja en la administración sin que alguien se lo lleve muerto y crudo.
 
La transversalidad de Podemos reside en comprender que no haremos política mientras no saneemos el sistema y metamos en la cárcel a los corruptos. No se trata de si las recetas económicas son estas o aquellas -de hecho, con todo lo que PPSOE ha robado más el gran fraude fiscal, nuestro país sería rico- cuanto de cómo queremos que funcionen las instituciones. El caso Bankia resulta, en este sentido, paradigmático: se diseña sobre el papel un mecanismo de control que controle al Consejo de Administración que, a su vez, debe controlar al directorio ejecutivo. Sin embargo, se desactiva todo el proceso con un simple soborno en forma de plástico negro. Entre tanto, Blesa compra un banco por tres veces su valor de mercado y se lleva una comisión de siete cifras.
 
Lo mismo pasa en el CGPJ, en el Constitucional, en el Tribunal de Cuentas, etc.: diseñamos un sistema que aparentemente controla la limpieza de las instituciones pero luego lo llenamos de paniaguados nombrados justamente por los que deben ser vigilados estrechamente porque tienen la mano muy larga.
 
Es necesario coger el amoniaco y empezar a hacer limpieza seria y profunda y rehacer las cosas para que los políticos se sientan vigilados, controlados y encorsetados. La podredumbre actual, de la que los ERE, Gürtel, Black bankia, Malaya, Pokemon, Pujol, Punica Granatum y lo que me olvido más lo que falta por llegar no se borra cambiando al presidente Rajoy por el presidente XYZ: la putrefacción está en la savia misma que recorre el árbol del sistema. Recordemos la admonición de Pujol padre: si se corta la rama caerá todo el árbol y con él todos los nidos. No basta pues con quitar a Rubalcaba y poner al guaperas sin discurso y teledirigido desde Sevilla; no basta con quitar a la cúpula actual del PP y poner a otros por más honrados que parezcan porque la gangrena ha corrompido hasta los brotes más tiernos de PPSOE.
 
Cada vez que un corruPPto salta a la palestra nacen diez mil nuevos votantes de Podemos porque a la ciudadanía le importa una higa cualquier cosa que no sea acabar con un sistema obsoleto, hecho a la medida de los corruptos y que nos ha estado esquilmando los bolsillos desde ¿los tiempos del presidente Suárez?