Pero
Mas es reacio a cumplir con la exigencia de las entidades
sociales, que ayer movilizaron a más de 100.000 personas en la plaza
de Cataluña de Barcelona. El conseller de la Presidència,
Quico
Homs, ha explicado esta mañana que Mas se reunirá con todos los
líderes de los partidos políticos soberanistas antes de tomar una
decisión sobre si convoca o no elecciones. "No estamos en el
registro de agarrarnos a la silla", ha dicho Homs. Sin embargo,
el conseller también ha dejado claro que, hoy por hoy, Mas no se
pirra por celebrar esas elecciones plebiscitarias.
Sería un suicidio para el president convocar a las urnas en este
momento en que su partido atraviesa por las horas más bajas. Una
encuesta publicada ayer por La Razón daba a CiU 25 escaños, la
mitad de los que tiene en la actualidad. Mas espera a ver cómo va lo
del 9 de noviembre. Si resulta un éxito, como espera el Govern,
según ha avanzado Homs, tendrá ciertas posibilidades de remontar.
Pero, lo que realmente quiere el mandatario catalán es concurrir
en una lista conjunta con el resto de fuerzas independentistas para
diluir en ella su vaticinado fracaso. Para eso tendrá que convencer
al líder de ERC,
Oriol Junqueras, quien de momento no está por la
labor. Prefiere ir él solo a las elecciones, pues las encuestas le
son muy favorables.
Sin embargo, todo este escenario, ya complejo por si solo, podría
liarse todavía más si la Asamblea y Òmnium deciden concurrir
también a esas elecciones, ya sea en la lista conjunta o por
separado. Estas organizaciones se están plantando presentar a sus
respectivas presidentas,
Carme Forcadell y
Mueriel Casals, e incluso
diseñar una lista encabezada por algún famoso independentista que
tenga mucho tirón entre el electorado como el cantante
Lluís Llach
o el futbolista
Josep Guardiola.
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