Hay algo fascinante en
este chaval, aunque no le redime. Quizás sea su juventud o el hecho de que su
historia estalle junto con lo de las tarjetas black.
Ha sido verle y
recordar a Enric Marco, aquel presidente de la asociación de víctimas
del holocausto nazi que llegó a hablar ante la ONU y en el congreso y que había
inventado su prisión en el campo de Mauthausen. O Tania Head, la
superviviente del 11-S que nos hizo llorar con su relato del atentado en el que
un moribundo le dio su alianza para que la entregara a su viuda y en el que
perdió a su propio novio Dave en la Torre Norte. Años después se supo
que se llamaba Alicia Esteve, barcelonesa, y que el 11-S estaba matriculándose
como alumna del MBA de ESADE del que se licenció 10 meses después.
Fabuladores de la
calaña los ha habido siempre. El rey de todos ellos, gracias a la excelente
película de Spielberg con Tom Hanks y Leo di Caprio, es Frank Abagnale.
Los hay también
siniestros, como Maurice Papon, responsable del exterminio de más de 1.600
judíos, que consiguió ser ministro con Raymon Barre en el 78. O Kurt
Waldheim, secretario general de la ONU y presidente de Austria, que resultó
ser un alto mando de las SS.
Incluso hubo una falsa
zarina, Anna Anderson, que durante décadas hizo creer a muchos que era
la desaparecida zarina Anastasia, hija de Nicolás II.
El francés Frédéric
Bourdin lleva toda su vida haciéndose pasar por adolescentes desaparecidos
y llegó a convencer a una familia de Texas de que, a pesar de tener acento
francés y los ojos oscuros, era su pariente desaparecido.
De todos cuantos tengo
referencia, solo Frank Abagnale se redimió. Anne Anderson acabó internada en un
manicomio. Bourdin fue encarcelado por crímenes contra la humanidad y sobre
Alicia-Tania corren historias que van desde el suicidio hasta una vida
tranquila en Brooklin.
¿Qué será de Nicolás? Vive
con su abuela (¿?) y estudia CUNEF. Es un fabulador y acaba de chocar contra la
realidad por forzar su fábula hasta delinquir.
A lo que parece, su
delito es una estafa de 25.000 ? y algunos documentos falsificados. Que pague
por ello, desde luego, y que entienda la gravedad de sus actos. En lo que
pienso, sin embargo, es en el día siguiente a su salida de la cárcel o lo que
determinare el juez.
Es un chaval
inteligente, con estudios superiores, con iniciativa y empuje. Ha estado mal
dirigido y él mismo tiene un mal enfoque de la vida, pero sigo viendo sus
capacidades y creo que deberíamos encontrar la manera de que pudiera
desarrollarlas adecuadamente una vez haya pagado su cuenta con la sociedad.
Miro a Blesa,
apenas licenciado en derecho y con oposición a Inspector de Hacienda, y no veo
muchas diferencias: llegar a presidir una de las grandes cajas solamente con un
terno gris, una corbata pija y un amigote influyente es también una fabulación.
También Rato es un fabulador que partiendo de la nada -un
bisabuelo ministro, un padre millonario- llegó a vicepresidente del gobierno, a
presidente del FMI y a presidente de Bankia, y en todas partes dejó
memoria amarga de sí. Al igual que Nicolás, estos dos padecen delirios de
grandeza, solo que han ensayado más y bordan el papel.
Resulta inaudito que alguien
que gana 200.000 ? al mes, 1.136 ? a la hora, casi dos salarios mínimos
mensuales, pague la peluquería con una tarjeta opaca. Resulta sorprendente que
ninguno incluyera en su declaración de renta todo aquel dispendio por encima de
las posibilidades ajenas y pagara los impuestos correspondientes con la propia
tarjeta black. Habría sido un detalle.
Nicolás bien puede ser
tenido por una de las primeras señales del monstruo que estamos creando,
alguien que ha pensado que podía hacer del medrar una profesión. Triunfo y
dinero sin demasiado esfuerzo; un todo por las apariencias ya que en España si
la mona se viste de seda resulta ministrable.
El ascenso de Podemos asusta
a la derecha rancia. Lo raro, sin embargo, es que no les asusten Bárcenas,
Rato, Blesa, Camps, Castedo, Fabra... Lo estamos haciendo mal. Como
sociedad, digo.