Alberto García-Alix nos deslumbra con su exposición más autobiográfica
martes 23 de septiembre de 2014, 11:30h
Alberto
García-Alix es un excelente fotógrafo leonés que, con su
exposición Autorretrato,
nos brinda la oportunidad de conocer sus
trabajos más autobiográficos desde finales de los años 70 hasta la
actualidad. La
muestra estará abierta al público en Madrid en el Círculo de
Bellas Artes hasta el 28 de septiembre. Entre otros, ha recibido tres
grandes premios: Premio
Nacional de Fotografía (1999), Premio de Fotografía de la Comunidad
de Madrid (2004) y Premio PhotoEspaña (2012). El
comisario de esta exposición es Nicolás Combarro.
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Foto: Ana Irigoyen
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Foto: Ana Irigoyen
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Foto: Ana Irigoyen
En
el reciente Encuentro
con el fotógrafo en el Círculo de Bellas Artes, García-Alix
comentó que esta exposición no pretende ser un
diario de su vida, ni tampoco ser un ejercicio egocéntrico. Para él,
el concepto de autorretrato va más allá, y, a veces, no es
necesario que aparezca el artista en la fotografía para que pueda
seguir considerándose un autorretrato.
En su obra,
realizada con una cámara Hasselblad, son frecuentes los desnudos más
provocadores. Y un signo de identidad de este fotógrafo, tan
aficionado a los tatuajes, es mostrar los incalculables dibujos que
decoran su cuerpo. García-Alix tiene una fuerza expresiva y una
eficacia gráfica y fotográfica de una enorme calidad.
Para
García-Alix la fotografía es un gran medio que sirve como vehículo
para perpetuar los recuerdos. Afirma que se olvida de los momentos de
los que no tiene una fotografía. En definitiva, la fotografía tiene
esa magia de ser un instante congelado.
Dice que,
como Unamuno, él mira la vida con un sentido trágico. Para él, la
fotografía no tiene que ser bonita, sin embargo, sí que tiene que
oler y doler para ser buena. Esta es una idea de la misma estirpe que
este verso del poeta griego Yorgos Serefis: "Una gota de sangre la
prefiero a un vaso de tinta". García-Alix dice que no es la
búsqueda de la belleza en sí lo que le lleva al acto de
fotografiar, aunque sí busca gran armonía a la hora de componer la
imagen.
El cine ha
ejercido una gran influencia en su vida. Gracias a películas como El
tercer hombre y El
tesoro de Sierra Madre, García-Alix se
enganchó a esa magia del blanco y negro y siguió trabajando en
analógico. Le asombra la cantidad de colores que se pueden conseguir
con el blanco y negro puesto que la gama de grises es infinita.
Acerca de
los innumerables retratos que podemos ver diariamente en las redes,
García-Alix dijo que él en ellos no veía ninguna intencionalidad,
sólo un fuerte ego, teniendo estos retratos más de comunicación
que de fotografía. Afirma que lo digital ha traído una gran
falsificación de las emociones, potenciada también por el retoque
fotográfico. Pero, no por ello, no le gustan los medios digitales ni
mucho menos los considera inferiores a los analógicos.
En el
Encuentro en el
Círculo de Bellas Artes, García-Alix demostró que es un hombre
sincero que posee un fuerte humor. Mencionó, bromeando, que a él el
esplendor del verde es algo que siempre le ha molestado. Y consiguió
la carcajada del público cuando afirmó: "Si tuviera que elegir
una sola fotografía mía elegiría la más desenfocada".