domingo 21 de septiembre de 2014, 09:17h
Algunos interesantes datos extraídos de las encuestas realizadas por
Lord Ashcroft Polls a los votantes escoceses.
La ilusión independentista con sus promesas de leche, miel y petróleo,
sumadas a la supuesta ignominia de que algunas decisiones relativas a Escocia
no sean tomadas en Edimburgo, o el rencor hacia los gobiernos conservadores
movilizaron más a los hombres (47%) a favor de la independencia que a las
mujeres (44%). Aun arriesgándome a ser tildado de sexista se diría que las mujeres
tienen más aversión que los hombres al funambulismo sin red o a dejarse
engatusar por las promesas de un futuro maravilloso de vino y rosas después de
un divorcio pactado.
De hecho cuando se da a elegir a los votantes del "sí" entre tres
razones para optar por la secesión el 70 % dice que lo hizo porque "todas las
decisiones que afecten a Escocia deben ser tomadas en Escocia". Ese
planteamiento revela una cierta ingenuidad sobre las imbricadas relaciones
internacionales y claramente una escasa pedagogía sobre la pertenencia a la UE
y las cesiones de soberanía que implica.
Por otro lado un 20 % votó afirmativamente "porque el futuro de
Escocia se veía más brillante con la independencia". Una tierra famosa por sus
castillos y veinte de cada cien independentistas parece desconocer que la
expresión "castles in Spain" implica construirlos en el aire.
Otro 10 % de votantes del "sí" lo hicieron "porque la independencia
supondría que nunca más habría gobiernos conservadores". ¿Para siempre? Dudoso
modo de poner fin a la alternancia de partidos base de cualquier democracia.
En cuanto a los votantes del "no" a la independencia las tres razones
aparecen más repartidas. Casi la mitad, un 47 % lo hizo "porque el riesgo de la
independencia parecía demasiado elevado en cuanto a la divisa, la pertenencia a
la UE, la economía, los empleos y los precios".
Es lo que los secesionistas
llaman el "voto del miedo" y los unionistas "el del sentido común".
Algo más de una cuarta parte, un 27 % votó "no" por su fuerte
sentimiento de pertenencia al Reino Unido y a la historia, cultura y
tradiciones compartidas... Y otra cuarta parte, el 25 %, votó "no" porque el
prometido aumento de poderes para el Parlamento escocés, junto con la seguridad
de seguir perteneciendo al Reino Unido significaba lo mejor de los dos mundos.
En cuanto a las edades aparecen, significativamente, dos grupos extremos
y opuestos. Un impresionante 71 % de los más jóvenes, entre 16-17 años, votó la
secesión. No tienen edad para conducir, no tienen edad para comprar alcohol
pero se les permite jugarse su futuro a cara o cruz. Los especialistas
determinarán en qué medida hay una proyección psicológica de la ansiada independencia
del hogar familiar o una persistencia adolescente reviviendo "Braveheart". Sin
embargo, entre los mayores de 65 años, los separatistas se reducen a un
llamativo 27 %. ¿Más sabe el diablo por viejo o es que a esa edad ya no estamos
para quemar los barcos en pos de El Dorado?
La tendencia a la seguridad del "Better Together" se manifiesta con claridad
a partir de los 54 años. Con la excepción de los comprendidos entre los 18 y 24
años, de los cuales sólo votaron "sí" el 48 %, todos los tramos de edad entre
los 24 y los 54 optaron, en más del 50 %, por la secesión. Y a partir de los 55
años se va imponiendo la prudencia del "no".
Más complicado se revela el futuro cuando se pregunta a los votantes
escoceses por el plazo de caducidad que dan a la solución del referéndum. El 45
% cree que la cuestión sólo ha quedado resuelta para los próximos cinco años, y
el 16 % le da un margen de 10 años. Más de la mitad de los consultados (el 56
%) piensa que esto ha sido sólo un parche a corto plazo, el 18 % opina que ha
quedado solucionado para una generación, el 12 % que para siempre y un 9 % no
lo sabe.
La conclusión es obvia. Aunque muchos independentistas gustan de
comparar la secesión negociada con un divorcio civilizado la realidad es que
cuando triunfa el "no" sólo se aplaza la siguiente crisis. Y cuando gana el
"sí" es para siempre, a diferencia de los matrimonios con opciones.